Federer, de fe católica, recuerda aquel encuentro con Benedicto XVI

Federer, de fe católica, recuerda aquel encuentro con Benedicto XVI

"Nunca he hablado de eso, pero sí, somos católicos. Solía ir a la iglesia con mi padre, y con nuestros hijos visitamos el Vaticano", reveló en una entrevista uno de los mejores tenistas del mundo. Y no olvida su visita al entonces Papa en 2006.

El ganador de veinte títulos de Grand Slam Roger Federer, no solo se emociona al mirar atrás y recordar su exitosa carrera deportiva al otro lado de la red, sino también cuando habla de su familia, para él mucho más importante que los triunfos.

En declaraciones a la revista Style Magazine confesó esta predilección por su esposa e hijos que, sin duda, a la hora de la verdad, están por encima de cualquier campeonato de tenis o de cualquier homenaje por su retirada, cuando reconoce que "el nacimiento de mis hijos fue sin lugar a dudas un momento único".

Federer valora la vida que ha construido junto a su mujer, simplemente el estar juntos "como esas mañanas en las que todos nos despertamos seis en una cama. Aunque dormiría mejor si todos estuvieran en su propia cama, tener esos momentos es una agradable sensación de satisfacción".

A propósito de su aparente calma y parsimonia, reconoce que "tienen que pasar muchas cosas hasta que pierdo la paciencia", aunque, como buen padre, son sus hijos quienes le hacen perder la paciencia y los horarios "cuando los cuatro niños están alborotando sin parar o cuando no llego a tiempo al aeropuerto", reconoce el tenista. Como cualquier familia.

Sin embargo, aunque es muy poco conocida su dimensión religiosa, en esta ocasión no tuvo problemas en confesar su educación: "Nunca he hablado de eso, pero sí, somos católicos. Solía ir a la iglesia con mi padre, y con nuestros hijos visitamos el Vaticano y la Abadía de Einsiedeln", revela el suizo, que no olvida el día que visitó junto a su familia al Papa emérito Benedicto XVI, un 10 de mayo de 2006.

"Sí, fue muy bonito y un gran honor, por supuesto. Le di la mano, intercambiamos algunas palabras en alemán, y eso fue todo. Pero, por supuesto, fue muy especial para mí", relató en su momento el considerado mejor tenista de todos los tiempos.

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