Evitar la división a la comunidad judía Argentina es el desafío

Evitar la división a la comunidad judía Argentina es el desafío

(Por Eduardo Chernizki) La tajante división planteada por Maira Visacovsky y que - de acuerdo a la manera en que fue aplaudida era aceptada por la gran mayoría de quienes estuvieron presentes en el salón de actos de FOETRA- , nos retrotrae a la división existente en la comunidad a fines de los años  40 del siglo pasado, donde los “progresistas” se oponían a los “sionistas” a la vez que defendían al stalinismo gobernante en la Unión Soviética.

Como evitar que esta división se profundice y termine dividiendo a la comunidad judía de la Argentina, es el desafío que debemos asumir, pues esta es la gran dificultad que enfrentamos. Sin lugar a dudas, la comunidad judía de la Argentina está atravesando momentos difíciles, consecuencia tanto del surgimiento de un sector de la misma que afirma no sentirse representada por la DAIA, o mejor dicho por su dirigencia, como por algunas consideraciones que se han escuchado y difundido desde diversos ámbitos del poder a partir del 27 de enero de hace dos años, cuando se tuvo conocimiento del Memorándum firmado por el Gobierno Nacional, representado por su ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman y la República Islámica de Irán. Desde el gobierno mostraron su molestia por la postura de rechazo al Memorándum que asumieron las conducciones centrales comunitarias. Como si algo faltara para que estas posturas opuestas entre el Gobierno Nacional y las máximas conducciones comunitarias, el 14 de enero de este año el fiscal Alberto Nisman z’l, hizo una presentación judicial implicando al ministro Timerman y a la Presidente de la Nación en calidad de cómplices por la falta de esclarecimiento del atentado a la AMIA, debido a la firma del Memorándum, y cuatro días después se lo encontró muerto en el baño de su departamento. La DAIA, representando a toda la comunidad no avaló lo denunciado por el fiscal en su momento, afirmando que hasta tanto su letrado no tuviera el correspondiente acceso a la denuncia no opinaría al respecto. Casi de inmediato las máximas conducciones institucionales comunitarias decidieron no participar del acto conmemorativo establecido por las Naciones Unidas como el “Día Internacional de Conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto”, que se realizó el 27 de enero pasado en el edifico de la Cancillería argentina, en donde Beinusz Szmukler afirmó: “Es notable que hoy no esté aquí la representación de la DAIA y la verdad que me preocupa, no porque tenga una particular predilección por la DAIA, sino porque me parece que esto forma parte de una campaña que está enfrentando el país de desestabilización que se inaugurado en el mes de feria, en esta primera quincena y de la que participan una parte del Poder Judicial, los medios de comunicación predominantes -que basta leerlos- y también sectores muy influyentes de los medios de comunicación internacionales. Hace dos o tres días, el Washington Times ha planteado que hay que tomar sanciones contra la Argentina por el caso del fiscal Nisman, supongo que tenemos bastantes reservas en la sociedad argentina como para impedir que este proceso de desestabilización avance, porque forma parte de un plan continental que se dirige a todos los gobiernos que tienen una posición de tratar de construir la integración regional, para poder tener un peso independiente en la escena internacional”.

 Beinusz Szmukler, de 83 años, histórico abogado defensor de causas relacionadas con los derechos humanos, que defendió a presos políticos durante las dictaduras, integró la Gremial de Abogados en la época de los atentados de la Triple A y fue uno de los impulsores de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, la Asociación de Abogados de Buenos Aires y la Asociación Americana de Juristas, ese día, el 27 de enero del corriente año, les dio la justificación necesaria a quienes desde hacía tiempo venían objetando el accionar de la DAIA y del resto de las instancias centrales comunitarias por oponerse al Memorándum, para publicitar su desacuerdo con la dirigencia de la institución, que para sorpresa de muchos miembros de la comunidad, cuenta entre sus líderes a Jorge Elbaum, el sociólogo y profesor universitario que durante la presidencia anterior de la DAIA era el director ejecutivo de la institución.A poco de iniciarse la gestión del actual Consejo Directivo de la DAIA, sus máximos directivos “negociaron” la desvinculación de Elbaum, a la vez que el Gobierno Nacional lo designó Embajador argentino ante la Alianza para la rememoración de la Shoá/Holocausto y desde ese cargo fue uno, sino el único, organizador del acto en la Cancillería argentina el pasado 27 de enero.

 La dificultad que hoy enfrenta la comunidad, no es que existe un sector de sus miembros que no se siente representado por la actual dirigencia de la DAIA, sino ciertas autocalificaciones que algunos de sus líderes efectúan a partir de denominarse argentinos de origen judío y que de acuerdo a la crónica del acto que organizaron el pasado 22 de abril, publicada en el diario Página 12 debe tenerse muy en cuenta, la mención que son progresistas y de izquierda y que por lo tanto consideran que quienes conducen a la DAIA son reaccionarios y de derecha. Beinusz Szmukler, quien fue uno de los oradores de dicho acto, luego de diferenciar que significa ser judío entre quienes son profesantes de la religión judía y los judíos que se consideran ateos, se refirió a la dirigencia comunitaria de la siguiente manera: “Cuando ustedes expresan una posición y en cierto modo una resistencia, la resistencia a ser confundidos con la dirigencia improvisada, sobre todo en la DAIA, porque la AMIA, más allá de quien la dirija, es en definitiva una organización mutual, quienes asumen que son la representación política de la comunidad, creo que no pueden ser de ninguna manera aceptados. Primero porque nadie puede atribuirse ese rol; porque entre los argentinos de origen judío hay expresiones ideológicas, políticas absolutamente diversas y ubicaciones sociales absolutamente diversas y muchas veces en conflicto, y por eso nadie puede atribuirse eso y mucho menos una organización de segundo grado que no sabemos cuántos son, pero estoy seguro, por lo que uno tiene de relaciones representan, en número, el 10 o el 15 por ciento de los argentinos de origen judío, es mucho. Entonces cómo se atreven a hablar en nombre de todos nosotros?. Yo creo que hace mucho tiempo que deberíamos haber planteado una iniciativa de esta naturaleza. De alguna manera el ICUF lo ha venido representando pero necesitamos una cosa más masiva”, para pasar luego a criticar a las respectivas conducciones de la DAIA por la manera que actuaron durante la dictadura cívico militar y en la investigación del atentado a la AMIA. Estos conceptos de Szmukler deben tenerse en cuenta, si bien en lo relacionado con el futuro de la comunidad, también se debe tener muy presente lo expresado por Maira Visacovsky, quien fue una de los oradores del acto del 22 de abril en representación de los jóvenes argentinos de origen judío y que fue muy aplaudida cuando sostuvo: “Nuestro pueblo siempre se caracterizó por resistir. Y cuando hago referencia a nuestro pueblo me refiero a su múltiple componente: el judío, el argentino y el de izquierda. Hemos sido testigos del achicamiento del estado y como argentinos lo combatimos. Hemos sido testigos de la violencia que se sucedía en Medio Oriente, especialmente a manos de los distintos gobiernos del Estado de Israel y como argentinos judíos la criticamos y repudiamos. Hemos sido testigos de la derecha penetrable en nuestra colectividad, en nuestra sociedad y en nuestras instituciones, y como argentinos judíos y de izquierda resistimos, porque debemos resistir. No seremos cómplices de la corrupción y la injusticia que rodea a los atentados de la Embajada y de la AMIA. No seremos cómplices del gobierno israelí y lo que genera diariamente su política expansionista. No seremos cómplices de la dirigencia de DAIA, que abrogándose la representación total de la colectividad judía argentina se pronuncia a favor de políticas racistas, imperialistas y clasistas. No seremos cómplices ni por acción ni por omisión, por eso diremos incansablemente no es nuestra postura, no es nuestro pensamiento y no nos representa. La denuncia penal por traición a la patria presentada por el abogado Juan Gabriel Labaké contra Julio Schlosser, Waldo Wolff y Jorge Knoblovits no es para nada agradable, pero sin duda será un mal momento que pasará, como seguramente ocurrirá con la acusación de que la DAIA apoya los reclamos de los Fondos Buitres, sobre la que Jorge Elbaun afirmó en declaraciones exclusivas a AJN, manifestando: “Lo que ya sabemos es que hay una ruta de dinero entre los Fondos Buitres y de alguna manera, Nisman. Todavía no sabemos si en la cuenta en Nueva York que no estaba declarada o en la caja de seguridad que fue vaciada por su madre. Lo que sabemos es que Dubowitz había recibido 3,6 millones de dólares de Paul Singer, que enfrentó fuertemente el Memorándum y esto resulta una coincidencia política. Yo nunca digo en el artículo que hubo una ruta de dinero entre Fondos Buitres y la DAIA”. Por su parte Aníbal Fernández, Jefe de Gabinete de ministros del Gobierno Nacional escribió en una nota de opinión que publicó Página 12, al referirse a la relación entre los “Fondos buitres" y Paul Singer, el American Israel Public Affairs Committee y Mark Dubowitz, de la Foundation for Defense of Democracies  y Alberto Nisman, afirma: “No voy a volver sobre esos vínculos probados para no ser tedioso... Sólo un detalle: la información utilizada por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para su análisis proviene de un artículo firmado por Jorge Elbaum, a quien supongo que The Washington Post no tratará de antisemita, salvo que crean que la DAIA nombra a antisemitas como directores ejecutivos de la institución”.

Es evidente que existe una contradicción que surge entre lo manifestado a AJN por Jorge Elbaum y lo expresado por Aníbal Fernández en Página 12, pero que no tiene que ver con lo ocurrido en el acto al que nos estamos refiriendo.Pero la tajante división planteada por Maira Visacovsky y que - de acuerdo a la manera en que fue aplaudida era aceptada por la gran mayoría de quienes estuvieron presentes en el salón de actos de FOETRA- , nos retrotrae a la división existente en la comunidad a fines de los años  40 del siglo pasado, donde los “progresistas” se oponían a los “sionistas” a la vez que defendían al stalinismo gobernante en la Unión Soviética.Como evitar que esta división se profundice y termine dividiendo a la comunidad judía de la Argentina, es el desafío que debemos asumir, pues esta es la gran dificultad que enfrentamos.

Comentá la nota