Estrada dejará la Secretaría de Culto y lo sucederá Abriani

Estrada dejará la Secretaría de Culto y lo sucederá Abriani

"Hay que bajarse del burro, antes de que el burro lo baje a uno", dice sonriente Santiago de Estrada, parafraseando a un cura italiano. El secretario de Culto del gobierno de Mauricio Macri elige esa frase para anunciar a LA NACION que dentro de "uno o dos meses" dejará formalmente su cargo, que ocupa desde el primer minuto de la gestión de Cambiemos .

 

"Estoy en la etapa final de mi carrera política", dice Estrada, quien en diciembre próximo cumplirá 83 años. "Cuando acepté el cargo establecimos un plazo en función de mi edad, un plazo que ya se ha cumplido con creces", agrega el funcionario desde su prolija y ascética oficina, en el piso 9 de la Cancillería.

 

Luego de casi cincuenta años como funcionario en distintos roles (fue subsecretario de Seguridad Social durante la dictadura de Juan Carlos Onganía y trabajó en la misma área en varios gobiernos civiles y militares, además de desempeñarse como embajador argentino ante la Santa Sede durante el gobierno de Raúl Alfonsín), y más de tres lustros al lado de Macri, Estrada asegura que la relación con el Presidente y su equipo de gobierno es excelente.

"Que deje el puesto no significa que no siga trabajando, pero sin la responsabilidad operativa", afirma el secretario de Culto.

Cerca del veterano funcionario también descartan que su retiro esté originado en el distanciamiento actual entre la Iglesia y Francisco con el Gobierno.

La semana pasada, Estrada visitó al Papa en Santa Marta, y le llevó, según reveló el propio funcionario, "un informe completo sobre lo actuado en relación con el aborto", el tema más urticante para Francisco y para toda la Iglesia argentina.

Allí defendió, según cuentan a su lado, la postura del Gobierno y negó que el debate haya sido promovido por el ecuatoriano Jaime Durán Barba para que el oficialismo obtenga rédito político, como creen los obispos.

Será, coinciden en la Casa Rosada, una pérdida sensible. Santiago de Estrada tiene una vasta experiencia en el terreno de la diplomacia y las relaciones con la Iglesia. Conoció al papa Juan XXIII siendo muy joven, y tuvo trato frecuente con Juan Pablo II durante su período como embajador ante la Santa Sede, durante el gobierno de Alfonsín, cargo que entre 1958 y 1961 y entre 1970 y 1973 había ocupado su padre. Estrada todavía recuerda con una sonrisa aquel paseo del presidente Alfonsín con su par italiano Sandro Pertini por el Riachuelo, a mediados de los ochenta.

Desde 2000 fue legislador porteño durante dos períodos consecutivos, primero cerca de Domingo Cavallo, luego por el macrismo, y vicepresidente de la Legislatura porteña. Fue, además, auditor general de la Ciudad.

Según fuentes del Gobierno, y aunque aún no habrá anuncio oficial, su sucesor será el actual subsecretario de Culto, Alfredo Abriani, un dirigente de Pro de 40 años que también acompañó a Macri como director del área de Cultos en la gestión porteña.

Abriani deberá ejercer el sutil arte del equilibrio con una Iglesia molesta con el Gobierno, si bien mantiene buen diálogo con los obispos.

Mientras tanto, Estrada tiene previsto jubilarse formalmente, trabajar en la "reforma previsional" que planea el Gobierno y volver a ejercer su profesión de abogado. También quiere disfrutar de sus seis hijos y treinta nietos.

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