Se esmeraban para que su niño fuera bendecido, pero el Papa fue más allá

Curiosidades del pontificado: Francisco, como un abuelo, se preocupa por un niño expuesto al sol

Por ARY WALDIR RAMOS DÍAZ

El Pontífice no se cansa de defender a la infancia, y en la audiencia general del pasado 17 de junio tuvo un pequeño gesto, pero concreto: se preocupó por un niño que le acercaron para que lo bendijera.  Le besó, le consagró, pero notó que el pequeño estaba muy caliente, casi con fiebre, por el calor que en Roma rompe el termómetro primaveral; así el Pontífice paró su tránsito entre la multitud y pidió a la madre que le pusiera una "gorrita" y le diera de beber agua.

 

En las fotos del periódico vaticano L’Osservatore Romano quedó en evidencia el rostro de preocupación de este pastor de 78 años que en la últimas audiencias generales ha pedido a los adultos no convertir a los niños en víctimas de sus propios errores, sobre todo en los casos en que padres y madres separados toman como rehenes a sus hijos contra sus parejas, o cuando los pequeños son víctimas de la violencia dentro de su hogar. También dijo con énfasis que no tolerará más abusos a los menores por parte del clero.

Los gestos del Papa Francisco siguen con coherencia a sus palabras. Un lenguaje no verbal en conexión con su convicción espiritual de que los niños vienen primero y son el futuro de la humanidad, así como los ancianos son la memoria del mundo.

 

En otra ocasión, durante una sesión de bautismos en la Capilla Sixtina, el Papa solicitó a una madre que diera de mamar a su niño que lloraba. Francisco es padre pastor, y por la edad, a lo mejor un abuelo amoroso que también una vez dijo a los párrocos fastidiados por el llanto de los niños durante la misa: “el llanto del niño es la voz de Dios". “Los niños lloran, hacen ruido, por todos lados”, y agregó: "nunca hay que echar a los niños que lloran de la Iglesia” (15.12.2014).  

 

Por ende, destacó que “solo los hipócritas no lloran” y entonces, a lo mejor por ello, el reino de Dios es para aquellos con corazón de infante y que admiten que necesitan ser protegidos.

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