El Instituto de Estudios Peruanos revela que la confesión evangélica es la única que crece, con un descenso marcado del catolicismo; de otras religiones y de los que no tienen religión.
En la República del Perú la tendencia es una clara disminución de católicos y un marcado ascenso evangélico desde hace algunos años. Así lo muestran los datos de una reciente encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) que acredita una transformación religiosa que se aleja del predominio católico que caracterizó al país durante siglos.
El IEP es un centro de investigación en ciencias sociales caracterizado por el estudio independiente, plural e interdisciplinario sobre el Perú y América Latina. Es considerado como uno de los principales think tank del país.
Datos de la encuesta
Según recoge la encuesta del IEP, en noviembre de 2024 el 63,5 % de la población peruana se identificaba como católica. Para mayo de 2025, esa proporción se redujo al 60,2 %, en medio de una serie de eventos internos que pusieron en entredicho la imagen institucional de la Iglesia (y que luego analizaremos).
Al mismo tiempo, los evangélicos son la única confesión religiosa que crece de forma clara, pasando en el mismo espacio de tiempo del 8,4 % al 11,3 %. Según estudios históricos, en 1996 apenas el 4,4 % de los peruanos se consideraba evangélico. Hoy, representan alrededor del 20 % de la población.
Incluso los que se declararon de “otra religión” bajaron del 14 al 13%. Y los pocos que se declararon agnósticos/ateos bajaron un punto porcentual (del 2 al 1%), con un ascenso también del 1% de los escasos que se identificaron como no tener ninguna religión (del 11 al 12%); con lo que es posiblemente el país donde el crecimiento de quienes no tienen religión es mucho menor que el ascenso evangélico.
Un resultado de este crecimiento evangélico, y también a la vez un factor favorecedor del mismo, es la aparición de los evangélicos en la vida pública, especialmente en la política. Los congresistas Milagros Jáuregui de Aguayo y Alejandro Muñante están realizando una labor muy positiva, no sólo en cuanto aspectos de la lucha por la vida y la familia, sino también generando políticas de apoyo a los más desfavorecidos (a menudo abandonados) como infancia, indígenas, sanidad pública, orfanatos, adopciones y reinserción de niños en acogida, y un largo etcétera.
La tendencia no es exclusiva del Perú. En países como Argentina, Chile, Brasil o Guatemala, el crecimiento evangélico es mucho más visible desde hace décadas. En Perú, sin embargo, el catolicismo mantuvo por mucho tiempo una presencia sólida. Esa situación comenzó a cambiar en los últimos veinte años.
En cuanto al 1% de aumento del número de personas sin afiliación religiosa Veronique Lecaros, teóloga y jefa de la carrera de Teología en la Pontificia Universidad Católica del Perú, considera que la juventud juega un papel clave en este fenómeno. “Los jóvenes, especialmente los universitarios, se han distanciado de la religión. Muchos no son ateos, pero se han sentido decepcionados por ella”, señaló.
Análisis de la caída del número de católicos
“La elección de Prevost no se reflejaría en una encuesta en este momento. Podría tomar varias semanas asimilarla. Por lo tanto, prevalecieron las tendencias pasadas”, explicó Cecilia Tovar, filósofa y miembro del Instituto Bartolomé de las Casas.
La caída y decepción generalizadas se vincula con escándalos que han afectado la imagen de algunas instituciones católicas. Es el caso del Sodalitium Christianae Vitae (SCV), una asociación católica fundada en Perú en 1971 cuya trayectoria llevó a uno de los puntos más bajos del catolicismo en Perú. El 14 de abril de 2025, el Vaticano decidió su disolución definitiva, luego de décadas de denuncias e investigaciones.
El SCV acumuló riqueza y poder en los sectores altos de la sociedad limeña. Su reputación, sin embargo, quedó cuestionada por denuncias de abusos físicos y psicológicos. “Era visto como ‘un grupo de ricos’ por los sectores populares”, recordó Lecaros.
No obstante, según ella, la caída del SCV no deterioró por completo la imagen de la Iglesia católica. La puntilla fue el caso del cardenal Juan Luis Cipriani, ex arzobispo de Lima, por presuntos abusos sexuales cometidos en 1983 con un menor de edad.
A comienzos de 2025, este nuevo escándalo golpeó mucho al catolicismo peruano. La acusación sorprendió por el perfil del denunciado: miembro del Opus Dei y una de las figuras más influyentes de la Iglesia peruana durante dos décadas.
El caso reactivó debates sobre la falta de rendición de cuentas dentro de la jerarquía católica. Aunque no existen estudios que midan de manera directa la influencia de esta denuncia sobre la afiliación religiosa, diversos especialistas consideran que forma parte del contexto que acelera el alejamiento de muchos creyentes.
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