Con una invitación a preguntarse a quién debería cada uno ir a lavarle los pies, como un modo de demostrar con gestos concretos la disposición para servir al otro, monseñor Carlos María Franzini presidió la "Misa de la Cena del Señor". Luego, el arzobispo de Mendoza procedió al tradicional lavado de pies a doce personas, -enfermos y trabajadores de la salud-, en representación de los apóstoles, en el hospital Central. 

Uno de ellos fue Alberto Villasis, quien trabaja en el área de Hemodinamia del hospital, y lo invitaron a participar para que recibiera esa bendición por su hija Cynthia (26), quien sufre de linfoma. Sin embargo la chica, que está internada allí, fue bajada en una silla de ruedas, con barbijo, y se ubicó al lado de su papá, por lo que Franzini también la incluyó en la ceremonia del lavado de pies y apoyó su mano a modo de saludo afectuoso en el regazo de la joven.

El arzobispo recordó que Jesús lavó los pies a los apóstoles en la noche del Jueves Santo para demostrar su vocación de servicio. Esto, porque en aquella época cuando un peregrino llegaba a un hogar, quien se encargaba de cumplir esta tarea era un esclavo, no el dueño de casa. Y resaltó que hay que expresar con gestos concretos esa disposición a servir, ya que si todos antepusieran el bien del hermano al propio, la sociedad sería muy distinta. Así, instó a los presentes a “amar hasta el extremo, como Jesús”.

La "Misa de la Cena del Señor" tuvo este año la particularidad de que estaba en el hospital Central la cruzbendecida por el papa Francisco en la Jornada Mundial de los Jóvenes, que se realizó en Río de Janeiro en julio de 2013. Desde entonces, la Cruz de San Damián ha ido recorriendo las distintas diócesis de laArgentina y durante esta semana estuvo en Mendoza, ayer en el centro asistencial y hoy en el Calvario, para el Vía Crucis. 

Monseñor Franzini señaló que este año coinciden el calendario judío y el cristiano ya que hoy comienza la celebración de Pesaj, la Pascua que Jesús celebró con sus apóstoles. Así, envió un saludo para “nuestros hermanos mayores en la fe”. Asimismo, anunció que la capilla del hospital cuenta con un nuevo capellán, el padre Enrique, ya que consideró que la presencia sacerdotal permanente era una necesidad en ese sitio.