EEUU: ¿Qué posibilidades hay de que los obispos elijan esta semana a un presidente que sea pro Francisco?

EEUU: ¿Qué posibilidades hay de que los obispos elijan esta semana a un presidente que sea pro Francisco?

La misma división (y casi polarización) social que muestran los recientes resultados en las elecciones para el Congreso y el Senado en los Estados Unidos, se percibe en la Iglesia católica, cuyos obispos, reunidos del 14 al 17 de noviembre en Baltimore, eligen esta semana al nuevo presidente y vicepresidente.

La de Estados Unidos es una de las conferencias episcopales más refractarias al pontificado de Francisco

Entre los diez candidatos elegidos por los propios obispos para participar en este proceso electoral, no hay ninguno de los cardenales creados por Francisco, destacando la mayoría por un perfil conservador, contrario a los colectivos LGTBI y, en algunos casos, defensor del rito tridentino

La misma división (y casi polarización) social que muestran los recientes resultados en las elecciones para el Congreso y el Senado en los Estados Unidos, se percibe en la Iglesia católica, cuyos obispos, reunidos del 14 al 17 de noviembre en Baltimore, para su asamblea plenaria de otoño, eligen esta semana al nuevo presidente y vicepresidente que han de pastorear a sus 70 millones de fieles (casi el 25% de la población) esparcidos por sus 195 diócesis.

Es sabido que la de Estados Unidos es una de las conferencias episcopales más refractarias al pontificado de Francisco. Cuando en marzo de 2013 el arzobispo Jorge Mario Bergoglio se convirtió en el Papa, los obispos estadounidenses llevaban parte de los deberes ya hechos contra la lacra de los abusos sexuales (aunque, todo hay que decirlo, su pionero protocolo antiabusos fuese parido a base de millonarias demandas civiles y denuncias periodísticas), pero los pastores de la todavía mayor potencia del planeta han seguido siendo reacios a una acogida más pastoral del Vaticano II, propugnada por el Papa argentino, y no digamos a encíclicas como Laudato si’, de la que apenas muestran interés en su aplicación en uno de los países más contaminantes del mundo.

Además, junto con Francia, es el Episcopado al que menos ha gustado el motu proprioTraditionis custodes, en el que Francisco pone coto a la misa tridentina, un malestar que se ha extendido incluso a numerosos fieles, como estos hicieron saber a través de la síntesis final del informe realizado durante la fase de escucha para el Sínodo de 2023.

El aborto y la comunión de los políticos demócratas

Un informe final que dejaba también a las claras la polarización y división que existía no solo entre los obispos, sino entre las propias bases debido a la excesiva ideologización, como se vio tanto con la sentencia del Supremo que revocó la ley del aborto, como con la negativa a dar la comunión a los políticos católicos proabortistas, una cuestión para la que se quiso incluso crear una comisión episcopal para dar a luz una nota, pero que finalmente, tras la intervención de la Santa Sede, fue desestimada, y cuyo abanderado más significado fue el arzobispo de San Francisco, Salvatore J. Cordileone, que prohibió a la demócrata Nancy Pelosi, con domicilio en su archidiócesis, comulgar en su jurisdicción.

De hecho, este pastor de orígenes italianos es uno de los diez candidatos a presidir durante los próximos tres años la Iglesia de Estados Unidos. Su nombre, como el de los nueve restantes, ha salido de una lista propuesta por el conjunto de los obispos y el análisis de sus nombres refleja que su tendencia mayoritariamente conservadora le está enviando un mensaje de vuelta a Francisco. 

Ningún cardenal de Francisco en el 'top ten'

No aparece en esa lista ninguno de los cardenales que ha nombrado el Pontífice argentino. Ni el cardenal de Boston, Blase Joseph Cupich, abucheado en marchas provida por defender a algunos políticos demócratas; ni Sean Patrick O’Malley, el capuchino que fue papable en 2013, que tomó posesión de una archidiócesis de Boston en bancarrota a causa de las indemnizaciones por abusos, actual presidente de la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores; ni tampoco uno de los que de manera más entusiasta comulgan con las reformas del Papa, Robert E. McElroy, obispo de San Diego, diócesis sufragánea de la que es metropolitano Cordileone.

Y no lo están, entre otras cuestiones, por su edad avanzada (73 Cupich, que por los pelos sí podría optar a los tres años, y 78 O’Malley), aunque no es el caso de McElroy, de 68, cuyo discurso favorable a la acogida de los miembros del colectivo LGTBI causa ronchas al arzobispo de San Francisco y en muchos de sus hermanos.

A la búsqueda de personalidades fuertes

Pero, aparte de la edad en esos casos, la falta de capelos en la decena de aspirantes tendría también que ver con la falta de interés en dirigir una asamblea muy dividida, se diría que incluso a veces fracturada, y con una mayoría de sacerdotes que aseguran desconfiar de sus pastores.

De ahí que, si lo que buscan los casi 200 obispos estadounidenses es un candidato con fuerte y desacomplejada personalidad, muy de moda en la cancha política, como muestra el tirón todavía de Donald Trump, Cordileone es uno de sus candidatos.

Contrario a los colectivos LGTBI, fue sonada su polémica con la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a la que, como se ha dicho, prohibió comulgar en su diócesis. Sin embargo, no se conoció réplica alguna por su parte a la noticia, ampliamente difundida, de que la política demócrata había comulgado sin problemas en una parroquia romana durante un reciente viaje a la Ciudad Eterna, en donde también visitó el Papa, que, no lo olvidemos, es el obispo de Roma…

Las papeletas del exsecretario de Sodano

En todo caso, este defensor del rito tridentino parece incluso demasiado aguerrido para sus pares, que si buscan otro perfil con carácter, lo encontrarán en el actual arzobispo castrense y secretario de la Conferencia Episcopal, Timothy Broglio.

Exsecretario del cardenal Sodano, bajo cuyo mandato como secretario de Estado de Juan Pablo II se corrió un tupido velo sobre los entonces emergentes casos de abusos sexuales, como el de Marcial Maciel, su hoja de fobias no tiene nada que envidiar a la de Cordileone en cuanto al colectivo gay, e incluso mostró su convencimiento de que “la crisis de los abusos sexuales por parte de los sacerdotes en los Estados Unidos está directamente relacionada con la homosexualidad”, cuando no hay estudios que avalen la tesis.

Con todo, no parece que este vaya a ser finalmente el perfil por el que se inclinen los obispos de Estados Unidos, toda vez que, además de que les solucionen los problemas de casa, quieren que también lo hagan en la Santa Sede, y allí no parece que de momento cuenten con demasiada cancha.

En este sentido, un candidato que en Roma sí sería bien visto es Paul Etienne, arzobispo de Seattle, una archidiócesis que ha crecido mucho gracias a sus comunidades latinas asiáticas, promotor activo del cuidado de la Creación en la línea Laudato si’ y defensor de la vida, pero no solo desde la perspectiva antiabortista, sino de una ética de la vida en su conjunto, de una preocupación por la actitud más amplia en la sociedad acerca del respeto por la vida humana.

Dos obispos que favorecerían el consenso

Más conservadores que Etienne, pero que podrían ayudar a empastar la resquebrajada unidad, son los arzobispos de Brownsville, Daniel Flores, y el de Baltimore, William Lori, ambos reacios a meterse en el charco de las guerras culturales tan en boga en los últimos tiempos de revisionismo, y capaces de trabajar en favor del consenso y la unidad perdida.

Flores, nacido en Texas de padres mexicanos, está considerado, a sus 61 años, uno de los obispos más preparados y que más interés concita para los analistas. Gran comunicador, actualmente al frente de Doctrina de la Fe, entiende el magisterio del papa Francisco porque, en parte, bebió del mismo corpus teológico latinoamericano, se ha desenvuelto con solidez en su papel como coordinador de la fase diocesana de escucha sinodal y tiene un posicionamiento muy claro sobre dos espinosas cuestiones que dividen al país: el control de armas y los derechos de los inmigrantes.

¿Habrá un tapado?

Tampoco se descarta que puedan dar la sorpresa en las elecciones episcopales el arzobispo de San Antonio, Gustavo García-Siller, nacido en México, pero al que sus críticas a Trump parece que no le servirán de presentación como candidato de consenso, como señala National Catholic Reporter.

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