Cada año, para celebrar el último tramo de este tiempo, se recuerda la cercanía con la Navidad. La liturgia invita al regocijo, lo cual se ve reflejado en la casulla que viste el sacerdote y la vela en la corona, ambas de color rosa como signo de gozo.
El Tercer Domingo de Adviento lleva el nombre de ‘Domingo de Gaudete’, o ‘Domingo de la Alegría’. Se denomina así porque se ha ingresado al segundo y último tramo del Adviento y surge una sensación de ‘cercanía’ al acontecimiento que está ‘pronto’ a suceder: la Navidad.
Se resalta la experiencia del ‘falta poco’ y la alegría y entusiasmo que genera. El tramo mayor del camino ya está recorrido y, en consecuencia, la liturgia expresa ese sentir: la primera palabra que se dice al principio de la Misa será precisamente Gaudete, es decir, “¡Regocíjense!”.
En la celebración eucarística del día, el sacerdote ha de revestirse con una casulla de color rosa como signo de gozo, y la Iglesia invita a los fieles a profundizar en el deseo de conversión, porque el Señor ha de llegar y todo debe estar bien dispuesto. De manera coincidente, tanto en los templos como en los hogares se enciende la tercera vela de la corona de Adviento, la vela distinta, la única de color rosado.
El color rosa -asociado a la belleza y a la serena alegría- contrasta en la liturgia, en la que ha primado el violeta (morado) como signo de austeridad (actitud espiritual propia de estas semanas de preparación para la Navidad). El violeta volverá para el Cuarto Domingo de Adviento. En ese sentido, el rosa ha sido un “ya, pero todavía no” que nos ha recordado que el gozo es el que caracteriza la celebración próxima y eso ha contribuido a renovar esfuerzos y tomar aliento en el camino de la conversión personal.
La lectura del Evangelio también transmite esa sensación de cercanía cuando se menciona a Juan el Bautista, ‘voz que clama en el desierto’. Es él quien fue llamado a allanar el camino para la llegada de Crista y la liturgia invita a imitar su ejemplo.
Hay solo dos domingos en el año en los que el celebrante (sacerdote) puede usar el color rosa en sus ornamentos. Estos son el cuarto domingo de Cuaresma (laetare, alegraos) y el tercer domingo de Adviento (gaudete, regocíjense) debido a que, ambos tiempos litúrgicos constituyen periodos de “espera”, de cuatro o más semanas de duración. En estos domingos, la liturgia llama a recordar con alegría la proximidad de la Pascua de Resurrección, o de la Navidad, según sea el caso.
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