La diócesis de Neuquén celebró sus 62 años de vida

La diócesis de Neuquén celebró sus 62 años de vida

El obispo, monseñor Fernando Martín Croxatto, animó a seguir testimoniando el kerygma a todo el Pueblo de Dios que allí convive. "Todo en la diócesis debe oler a Jesucristo", expresó.

El obispo de Neuquén, monseñor Fernando Martín Croxatto, presidó la misa para conmemorar los 62 años de vida de la diócesis el lunes 10 de abril, en la catedral María Auxiliadora. Concelebraron el párroco de la catedral, presbítero Carlos Calzado y el vicario de la diócesis, presbítero Carlos Duhourq.

En la homilía, el prelado recordó que “es por el anuncio precioso y bello del kerygma por lo que se crea una diócesis. No se crea para tener el dominio de un territorio o un cierto poder de la realidad, sino que se crean diócesis para poder acercar de un modo mejor este anuncio, este kerygma, a esa población, al pueblo que camina en ese lugar”.

En esa sintonía, manifestó: “Qué lindo cuando viene gente buscando con esa ansia, esa sed de conocer y escuchar algo de Dios. Qué lindo cuando uno les va haciendo conocer a este Jesús que nos ama, cómo se despierta la alegría en su corazón”.

Monseñor Croxatto aseguró que la diócesis neuquina “sigue necesitando hoy escuchar el anuncio con claridad, que nuestra identidad y razón de ser tiene un nombre que se llama Jesús. Todo en la diócesis debe oler a Jesucristo. Una diócesis que sea fragancia de Cristo”.

“El kerygma es testimonio y anuncio, que siguen siendo hoy para nosotros en la diócesis dos pilares. Que ese kerygma toque el corazón y me haga dar un testimonio de vida y que con el testimonio de vida pueda decir este anuncio de vida. Lo uno va de la mano de lo otro”, agregó.

El obispo señaló que, “justamente, eso tenemos que seguir pidiéndolo”, porque “muchas veces lo que retrasa la posibilidad del anuncio y lo que hace que a veces se desmerezca es nuestro anti testimonio, que es a veces comunitario y no termina de ser un verdadero testimonio cristiano; pasa en nuestras comunidades, en las que nos enfrentamos y dividimos. Eso no ayuda al testimonio cristiano”.

Recordando aquellas mujeres que buscaban a Jesús en el sepulcro, el prelado valoró la presencia y el rol de las mujeres, que “son mayoritarias en nuestras comunidades y son mayoritarias en nuestra entrega, nuestra catequesis y nuestro anuncio”. También agradeció a los sacerdotes, obispos, consagradas y consagrados, laicos y laicas que contribuyeron a construir la comunidad diocesana de Neuquén. 

Finalmente, instó a que “sigamos construyendo y no perdamos este fuego, este deseo de que el espíritu siga moviéndonos, que siga guiando nuestro caminar, en este camino sinodal”. 

Una diócesis con un extenso territorio

La diócesis de Neuquén fue creada el 10 de abril de 1961, por la bula Centenarius annus del papa Juan XXIII. Su primer obispo fue Jaime Francisco de Nevares. Abarca una superficie de 94.078 km², albergando a una población de aproximadamente 520.423 habitantes. Cuenta con 53 parroquias, 33 sacerdotes diocesanos, 25 sacerdotes religiosos, 92 religiosas y 7 seminaristas mayores.

La diócesis es sufragánea de la arquidiócesis de Mendoza y sus santos patronos son María Auxiliadora y San Francisco de Sales.

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