Devoción por la figura de la Virgen: peregrinación y misas

Con motivo de conmemorar el Día de la Inmaculada Concepción de María, ayer en la ciudad se realizaron diferentes actividades religiosas. La jornada comenzó con una procesión que partió desde Melchor Romero hasta un santuario ubicado en las calles 7 y 80, y continuó con misas en la Catedral y la Basílica de San Ponciano. 

 

De esta manera, una importante cantidad de fieles pudo brindarle su homenaje a la madre de Jesús y protectora de todos los católicos que, según pasajes del Evangelio de Mateo y Lucas, vivió entre fines del siglo I a. C. y mediados del siglo I d. C. 

Formalmente, la fecha conocida como “Día de la Virgen” fue declarada el 8 de diciembre de 1854 por el entonces papa Pío IX, quien después de haber recibido peticiones de distintas universidades del mundo, se congregó en la Basílica de San Pedro, en Roma, y realizó el anuncio.

María Esther Giménez, una devota platense que además de la fe lleva el mismo nombre que la Virgen, comentó emocionada: “Ella fue la única que fue concebida sin pecado. De allí es que tuvo el gran privilegio de ser la madre de Dios. Fue la elegida desde antes de nacer para salvar al mundo. Cuando fue madre tenía 15 años y el dolor que tuvo por ver a su hijo crucificado no lo tuvo nadie. Yo me siento muy protegida por ella y le rezo todos los días”. 

En Argentina, la Virgen María adquiere diferentes nombres según los lugares en los que sucedieron hechos en torno a ella y que fueron interpretados por los fieles católicos como providenciales. Las de Lourdes, Pompeya y Luján son las más reconocidas.  

María Virginia Latorre, otra fiel seguidora de la Virgen, antes de entrar a la misa de San Ponciano dijo a este diario: “Ella es mi madre, mi madre del cielo. A lo largo de la vida he tenido posibilidades de tener experiencias de acercamiento y ella se revela como madre. En momentos de necesidad, de sufrimiento, de enfermedad y en oportunidades en las que lo humano llega a un límite, ella ahí hace notar su maternidad”. 

Por otro lado, en una ceremonia multitudinaria en la Piazza Di Spagna de Roma, el Papa Francisco encabezó la conmemoración por la Inmaculada y pidió a la Virgen por “quien perdió el trabajo o no logra encontrarlo”.

Durante la misa, el Pontífice rezó: “Te traigo, Madre, a todos los trabajadores, hombres y mujeres y te encomiendo sobre todo a los que, por necesidad, se esfuerzan en hacer un trabajo indigno”, y a “quien perdió el trabajo o no logra encontrarlo”, recitó el santo Padre frente a la estatua dispuesta en la tradicional plaza romana.

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