El cura mariano y villero que se enfrentó a la dictadura en Argentina

El cura mariano y villero que se enfrentó a la dictadura en Argentina

La Iglesia ha recordado esta semana a Rodolfo Ricciardelli, el primer sacerdote en vivir en la villa que hoy lleva su nombre

 

Los ataques de la última dictadura militar argentina hacia los pobres del Bajo Flores (Buenos Aires) tuvo una santa resistencia. Fue la comunidad de la parroquia Santa María Madre del Pueblo, encabezada por el párroco, Rodolfo Ricciardelli.

Fueron la devoción a la Virgen y las catequistas las que acercaron a este sacerdote a la que fuera villa 1-11-14, hoy denominada por ley barrio Padre Rodolfo Ricciardelli. Vivió allí desde los años 70 del siglo pasado hasta su muerte en 2008.

El sacerdote, protector de los más pobres, fue reivindicado por uno de sus sucesores en la tarea pastoral, Juan Isasmendi, que el pasado martes por la mañana presidió una Misa en la parroquia, tras la cual repartió a los niños una estampita con la oración dedicada al padre Ricciardelli, donde le piden cuidar del barrio.

Por la tarde, se organizó un acto en la rotonda que alberga una inmensa escultura de hierro con la cara sonriente del sacerdote y al que acudieron políticos, entidades sociales, miembros de la parroquia, bomberos…

Allí, Isasmendi tomó la palabra: «Retomamos su espíritu, porque buscamos hacer valer nuestra dignidad. Queremos esa pasión valiente por el pueblo que quiere un barrio más justo, vivir en solidaridad y hacer valer la dignidad de cada hijo. La comunidad Madre del Pueblo sigue diciendo esta hermosa y sencilla oración del padre Rodolfo: ‘Soy de la Virgen nomás’».

Luego, el actual párroco anunció la entrega de un recordatorio del acto a los distintos referentes del barrio, entre ellos, la ministra de Desarrollo Humano y Hábitat del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, María Migliore. «La Iglesia en la que creo. Cerca de la gente, construyendo desde abajo. Tejiendo redes y generando comunidad», escribió en las redes la joven ministra.

«Cada uno sabe lo que hemos vivido en la pandemia. Le pusimos el pecho y salimos adelante pese al dolor, muchos que se nos fueron, queridos, enfermos, sin trabajo que pelean todos los días. Es cierto que la pandemia nos golpeó, pero creció la solidaridad en nuestros barrios. Este sentido de acompañarnos entre todos no lo debemos perder. Por eso, volvemos a pedir a Ricciardelli seguir ese camino de compromiso», añadió Juan Isasmendi.

Un vida dedicada a la Iglesia y a los pobres

Rodolfo Ricciardelli integró la Juventud Universitaria Católica (JUC) tras ser alumno salesiano del Colegio León XIII. Fue ordenado sacerdote en Buenos Aires el 22 de septiembre de 1962. Después de su ordenación trabajó como vicario cooperador de Santa Elena de 1962 a 1968; vicario cooperador de San Francisco Solano de 1968 a 1975; administrador parroquial de Santa María Madre del Pueblo de 1975 a 1986 y desde el 1 de abril de 1999 hasta su deceso fue párroco de Santa María Madre del Pueblo, primera parroquia fundada en una villa por monseñor Jorge Vernazza, ubicada en la villa 1-11-14 del Bajo Flores, el lugar que eligió para vivir. Era miembro del equipo responsable de asegurar la labor pastoral que se realiza en las villas de emergencia de la archidiócesis de Buenos Aires.

Fue un gran amigo de Carlos Mugica, vinculado a las protestas populares entre los 60 y 70 y asesinado por un grupo parapolicial, y acompañó a Emilio Mignone en la búsqueda de su hija, desaparecida con otros seis militantes del proyecto Belén en el Bajo Flores.

Años después, a principios de la década de los 80, durante la dictadura, pidió durante un congreso eucarístico reclamó a las desaparecidas. Estas acciones hicieron que fuera atacada con armas de fuego una capilla donde se encontraba, resultando ileso.

El funeral tras su fallecimiento lo presidió el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco. Luego, una procesión a pie por la villa 1-11-14 culminó en el cementerio de Flores. La capilla María Madre del Pueblo desbordó su capacidad porque estuvieron presentes todos los obispos de Buenos Aires, el equipo completo de curas villeros y la cofradía de curas de Luján. La procesión popular pasó por el comedor comunitario monseñor Angelelli, por la radio comunitaria FM del Bajo Flores, por el comedor Belén, y la capilla Virgen de Itati de la villa cercana a la calle Varela.

En marzo de 2017 se presentó un proyecto, luego convertido en ley, para denominar Padre Rodolfo Ricciardelli al sector ubicado entre las avenidas General Francisco Fernández de la Cruz y Perito Moreno.

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