«Mea culpa» del Papa por comportamientos no evangélicos de los católicos en la historia

«Mea culpa» del Papa por comportamientos no evangélicos de los católicos en la historia

En la ceremonia con la que concluye la semana de ecuménica en San Pablo extra muros, invitó a los católicos a perdonar si, hoy o en el pasado, han sufrido ofensas de otros cristianos. La oración por los cristianos perseguidos

Por IACOPO SCARAMUZZI - ROMA

Papa Francisco pidió «perdón por los comportamientos no evangélicos» de católicos para con «cristianos de otras Iglesias» durante la historia, e invitó a «todos los hermanos y hermanas católicos a personar si, hoy o en el pasado, han sufrido ofensas de otros cristianos». Lo hizo durante la celebración de las Segundas vísperas que presidió en la Basílica de San Pablo extra muros, en Roma, para la conclusión de la anual semana de oración por la unidad de los cristianos.

«En este Año jubilar extraordinario de la Misericordia —dijo el Papa— tengamos bien presente que no puede haber una auténtica búsqueda de la unidad de los cristianos sin un pleno encomendarse a la misericordia del Padre. Pidamos, principalmente, perdón por el pecado de nuestras divisiones, que son una herida abierta en el Cuerpo de Cristo. Como Obispo de Roma y como Pastor de la Iglesia Católica, quiero invocar misericordia y perdió por los comportamientos cristianos de otras Iglesias. Al mismo tiempo, invito a todos los hermanos y hermanas católicos a perdonar si, hoy o en el pasado, han sufrido ofensas de otros cristianos. No podemos cancelar lo que fue, pero no queramos permitir que el peso de las culpas del pasado siga contaminando nuestras relaciones. La misericordia de Dios renovará nuestras relaciones».

Hoy, día de la solemnidad de la conversión de San Pablo, en la ceremonia con la que concluyó la semana ecuménica (del 18 al 25 de enero), dedicada este año al tema «Llamados para anunciar a todos las obras maravillosas de Dios», participaron el Metropolita Gennadios, representante del Patriarcado ecuménico, Su Gracia David Moxon, representante personal en Roma del Arzobispo de Canterbury, y todos los representantes de las diferentes Iglesias y Comunidades eclesiales de Roma. «Con ellos —subrayó el Papa— hemos pasado a través de la Puerta Santa de esta Basílica, para recordar que la única puerta que nos conduce a la salvación es Jesucristo nuestro Señor, el rostro misericordioso del Padre». Justamente hoy, además, el Vaticano indicó el el Papa visitará la ciudad de Lund, Suecia, el próximo 31 de octubre, para conmemorar el 500 aniversario de la Reforma de Martín Lutero.

En su homilía, el Papa recordó la figura de San Pablo, subrayando que la conversión «no es antes que nada un cambio moral, sino una experiencia transformadora de la gracia de Cristo, y al mismo tiempo la llamada a una nueva misión, la de anunciar a todos aquel Jesús que primero perseguía persiguiendo a sus discípulos». Su experiencia «es semejante a la de las comunidades a las cuales el apóstol Pedro dirige su Primera Carta. San Pedro se dirige a los miembros de comunidades pequeñas y frágiles, expuestas a la amenaza de las persecuciones, y aplica a ellas los títulos gloriosos atribuidos al pueblo santo de Dios: ‘estirpe elegida, sacerdocio real, nación santa, pueblo que Dios adquirió’. Para aquellos primeros cristianos, como hoy para todos nosotros los bautizados, es motivo de consuelo y de constante estupor saber que hemos sido elegidos para formar parte del plan de salvación de Dios, actuado en Jesucristo y en la Iglesia».

Y, «más allá de las diferencias que todavía nos separan, reconozcamos con alegría que en el origen de la vida cristiana siempre hay una llamada cuyo autor es Dios mismo. Podemos avanzar por el camino de la plena comunión visible entre los cristianos no solo cuando nos acercamos los unos a los otros, sino sobre todo en la medida en la que nos convirtamos al Señor, que por su gracia nos elige y nos llama a ser sus discípulos». Para el Papa, «mientras estamos en camino hacia la plena comunión entre nosotros, ya podemos desarrollar múltiples formas de colaboración para favorecer la difusión del Evangelio. Y, caminando y trabajando juntos, nos damos cuenta de que ya estamos unidos en el nombre del Señor».

La unidad, dijo el Papa al final de la homilía, «es don de la misericordia de Dios Padre. Aquí, frente a la tumba de san Pablo, apóstol y mártir, custodiada en esta espléndida Basílica, sentimos que nuestra humilde petición está sostenida por la intercesión de la multitud de los mártires cristianos de ayer y de hoy. Ellos han respondido con generosidad a la llamada del Señor, han dado fiel testimonio, con su vida, de las obras maravillosas que Dios ha cumplido para nosotros, y experimentan ya la plena comunión en la presencia de Dios Padre. Sostenidos por su ejemplo y consolados por su intercesión, dirijamos a Dios nuestra humilde oración». Durante la celebración, en las intercesiones, se rezó por «los cristianos víctimas de persecución», para que puedan experimentar «la solidaridad de todos los hombres y, sobre todo, de sus hermanos en la fe».

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