Cristianos en Malasia: «No a la propaganda sectaria»

Cristianos en Malasia: «No a la propaganda sectaria»

Una universidad pública organiza seminarios para poner en guardia a los estudiantes musulmanes frente al presunto proselitismo. Los educadores: «Si se anima el odio, se abren las puertas al EI»

Por PAOLO AFFATATO

Cuidado con los cristianos, porque quieren convertirlos. Este es el mensaje que han recibido algunos estudiantes musulmanes en seminarios específicos organizados por la Universidad Teknologi Mara (Uitm) de Kuala Lumpur. Fueron advertidos sobre los presuntos intentos de «proselitismo y cristianización». En una nación como Malasia, multiétnica y multirreligiosa, aunque se trate de un país con el 60% de población musulmana (y el resto dividido entre budistas, cristianos e hinduistas), la iniciativa de una universidad pública, realizada, además, con la colaboración de aparatos de la Policía, suscitó alarmas y protestas.  

La Federación de los cristianos de Malasia la denunció como «un intento para difundir propaganda y violencia sectaria». Intelectuales musulmanes han expresado su desaprobación ante el hecho de que un campus en el que se estudia Ingeniería, Medicina, Derecho, se persiga un proyecto (el último encuentro fue hace pocas semanas) que provoca en los estudiantes de fe islámica odio e intolerancia hacia los cristianos. Estos últimos son una minoría importante y pacífica en la nación (alrededor del 9%, y de ellos la mitad son católicos), herederos de la predicación del jesuita Francisco Javier de mediados del siglo XVI. 

La noticia de ese seminario se difundió solo gracias a su difusión en las redes sociales (un estudiante publicó una foto en Facebook y el “post” llegó a un sacerdote cristiano), y encendió una confrontación nunca concluida en una nación que se debate entre las ambigüedades que las instituciones no han resuelto. Si, por una parte, la Constitución de la Federación republicana (que nació en 1963) garantiza la libertad religiosa, el islam sigue siendo la religión oficial, además de ser la religión obligatoria para todos los ciudadanos malayos, quienes, si quisieran abandonar el islam, deberían obtener el permiso de un tribunal especial de la “sharía”, que lo concede raramente.  

«Sabemos que existe la islamofobia. ¿Por qué alimentar la cristianofobia? Hay que educar a los valores como la armonía, la convivencia, la tolerancia y el respeto recíproco. ¿Para qué manipular las mentes de los jóvenes que todavía no han sido atraídos por el EI?», indicó el profesor musulmán Azly Rahman, criticando la iniciativa del campus.  

Las isntituciones públicas, en esta situación, se mueven en un terreno arenoso: según los datos del periódico “Malaysian Insider”, alrededor de 200 jóvenes malayos se han unido a las filas del EI en Siria e Irak, y desde 2013 la policía ha arrestado al menos a 120 que trataban de unirse al Califato o que volvieron a su patria después de una experiencia de entrenamiento en el Medio Oriente. Según el ministro de Transporte Liow Tiong, el EI tendría en Malasia alrededor de 50 mil seguidores. Una tendencia alarmante, que obligó al gobierno de Kuala Lumpur a publicar un «Libro blanco sobre el terrorismo» y a presentar, a toda prisa, una nueva ley anti-terrorismo que permite detenciones sin procesos y una censura más severa en la red.  

El Primer ministro Najib Razak reconoce que jugar con las pulsiones del islam radical puede tener efectos nefastos y, como insistió en el mensaje de Año Nuevo, recordó que la «unidad es vital para Malasia». También animó la armonía social y religiosa, sin embargo, indican los cristianos, el ejecutivo no hace lo suficiente para detener a los grupos que amenazan tal armonía. 

El nuevo grupo «Christians for peace and harmony Malaysia» se prepara para cultivar la convivencia, incluso colaborando activamente con el gobierno; se trata de una formación que se comprometerá en el diálogo para la construcción de una sociedad reconciliada y pacífica, buscando una relación también con grupos islámicos más integralistas como Perkasa, que acusa a los cristianos de hacer proselitismo entre los musulmanes. 

Servirá para ayudar a sanar heridas como las que se agudizaron a principios del año pasado y que ahora están sanando, después de una controversia que duró siete años: hace un año, la Suprema Corte rechazó el recurso que presentó la Iglesia católica sobre el uso de la palabra “Alá” como término para referirse a “Dios” en las columnas de la revista semanal católica “Herald”. El juicio de primer grado fue a favor de la Iglesia, pero posteriormente la Suprema Corte emitió una sentencia a favor del gobierno del país, prohibiendo el uso de la palabra “Alá” al “Herald”, en su edición en lengua “bahasha malaysia”, misma en la que los fieles utilizan el término “Alá”. 

Frente a esta sentencia, considerada injusta, Julian Leow, arzobispo de Juala Lumpur, exhortó a los cristianos de la nación a «estar unidos en obrar siempre por el diálogo y por la armonía entre etnias y fieles. Nutrimos la esperanza de que la comprensión y el respeto recíproco sean siempre un punto fundamental en la convivencia social y religiosa de Malasia». 

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