Cosas pequeñas para cambiar el mundo

Cosas pequeñas para cambiar el mundo

Desde Montevideo, Uruguay, nos llega esta iniciativa de Jóvenes por un mundo unido que se concretó los días previos a la última Navidad.

 

En Montevideo, impulsados por la propuesta del cardenal Sturla de realizar una obra visible de caridad en Navidad, los Jóvenes por un Mundo Unido nos lanzamos a alcanzar un sueño anhelado desde hace tiempo pero para el cual parecía que nunca podíamos contar con fuerzas suficientes. Realizamos una cena navideña para personas en situación de calle en la céntrica y característica Plaza de Cagancha de Montevideo, popularmente llamada Plaza Libertad.

La dedicación y el trabajo de familias solidarias que pasaron horas previas cocinando y en diferentes preparativos y de cada uno que pudo de una forma u otra dar su aporte, fueron ampliamente recompensados por la satisfacción de ver la alegría de nuestros más de 20 “invitados especiales” que durante esas horas parecían libres de los problemas y las limitaciones de su día a día y disfrutaron de buena compañía, rica comida y un show musical en vivo.

Hubo policías que al pasar se detenían para escuchar las melodías, transeúntes que se acercaban curiosos y quedaban gratamente asombrados ante lo que veían en una clara noche estrellada próxima a la Navidad. Más de 100 personas se sentaron en el piso para disfrutar del show.

Como siempre sucede, los que realmente “reciben más”, en un evento como éste, son los organizadores. Luciana -era la primera vez que realizaba una actividad como ésta- habla de un “clima mágico”.

“Fue realmente un compartir, un conocer, un estar juntos sin importar nada”, comenta. Y continúa: “Quienes se acercaron para escuchar la música nos preguntaban quiénes éramos, de dónde veníamos y aunque algunos no entendían nada se notaba que estaban disfrutando. Volví a mi casa muy feliz, sintiendo que ese fue mi regalo de Navidad… y ¡qué regalo! Me quedo con lo que me dijo un comensal: ‘Me voy a dormir feliz porque la pasé muy bien. ¡Gracias chiquilinas!’”.

“Cuando me enteré de que la actividad consistía en tender una mano a gente en situación de calle ya me gustó, porque cualquiera de nosotros pudo haber estado perfectamente en la situación de ellos”, cuenta Gustavo.

Florencia recuerda una conocida frase del escritor Eduardo Galeano: “‘Mucha gente pequeña en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo’.

Estas palabras son las que me mueven y me dan coraje, en este mundo donde el consumo y el individualismo predominan. Berltold Brecht decía que ‘no debemos aceptar lo habitual como cosa natural’ y que ‘nada debe parecer imposible de cambiar’, y así es: en la cena navideña lo pude comprobar en las sonrisas y en los rostros agradecidos, en el amor de cada persona en cada abrazo y saludo. En sus rostros veía a Jesús que nos daba las gracias y nos impulsaba a seguir amando”.

También para los cantantes fue una rica experiencia. “Solo alegría y ganas de estar allí, gratitud con el universo, y con las personas que posibilitaron que haya estado cantando allí esa noche”, sintió Fiorella Grisales. Para Santiago Cossarini fue “muy especial” cantar sus temas en ese lugar y ante esos comensales. “Ver sus rostros y cómo se mecían al ritmo de la música y también a toda la gente que se acercó a participar poniendo un poquito de su corazón, fue mágico”.

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