Coronavirus: el Sagrado Corazón de Montmartre cierra por primera vez en su historia

Coronavirus: el Sagrado Corazón de Montmartre cierra por primera vez en su historia

Aunque las iglesias de Francia permanecen abiertas, la basílica del Sagrado Corazón de Montmartre ha cerrado sus puertas”, acaba de indicar Mons. Laverton, el rector de la basílica. Una decisión que quiere dar respuesta a la “estricta necesidad de confinamiento para todos”

 

 

Por primera vez en su historia, la basílica del Sagrado Corazón de Montmartre, en París, cierra sus puertas. “La basílica es primero un gran santuario, pero también es uno de los monumentos más visitados de París”, recuerda Mons. Laverton, rector de la basílica.

 

“Siguiendo las últimas consignas gubernamentales y la estricta necesidad de confinamiento para todos, esos monumentos están desde ahora cerrados al público”. Una decisión que ha sido acordada con Mons. Michel Aupetit, arzobispo de París.

Con la llegada del cierre en el corazón mismo del jubileo que celebra los cien años de su consagración, el rector ve en ello “una invitación a seguir de forma distinta este aniversario”.

Durante este periodo de confinamiento, la comunidad de las Hermanas Benedictinas del Sagrado Corazón de Montmartre continúa garantizando el relevo de la adoración eucarística, que no se ha interrumpido nunca desde el 1 de agosto de 1885.

“Así, aunque la basílica no pueda acogeros, os proponemos, hasta el final del confinamiento, que os unáis desde la distancia en comunión de oración y que llevéis en particular las intenciones que se nos han confiado en este año jubileo”, recuerda Mons. Laverton. 

“Incluso cuando se nos llama al confinamiento, ese gran movimiento de comunión en la fe y la oración más allá de la distancia nos permite vivir esta voluntad de fraternidad, de solidaridad y de servicio”, asegura el rector de la basílica.

“Que este tiempo de Cuaresma vivido este año de manera tan particular sea una ocasión de unirnos a Jesús para orientarnos hacia el Padre, unidos en la comunión de su amor, para que nos permita avanzar más allá de los temores y las dudas con más confianza y paz, más arraigados en lo esencial: Cristo, nuestro Salvador y nuestra esperanza”.

 

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