La comunidad islámica denuncia discriminación del Estado argentino

Habla el presidente del Centro Islámico, Aníbal Bachir Bakir. Reclamos con nombre y apellido a los dos lados de la grieta y rechazo a la estigmatización. 

Por GUILLERMO VILLARREAL.

El presidente del Centro Islámico de la República Argentina (CIRA), Aníbal Bachir Bakir, hizo una defensa airada del Islam como religión de paz y apuntó al actual gobierno y a los anteriores por alentar la islamofobia en el país e ignorar los ataques discriminatorios contra esta comunidad de fe de 800.000 personas.

En una entrevista con Letra P, el máximo dirigente islámico advirtió que hay funcionarios con “cierto prejuicio” a todo lo musulmán, se quejó de no ser atendido por el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, y le reprochó a la exministra de Seguridad Patricia Bullrich que, tras pedirles disculpas a puertas cerradas en su despacho, no se haya retractado públicamente después de decir en los medios “si son musulmanes son terroristas”.

Bachir Bakir también criticó que el INADI “jamás” haya actuado de oficio ante casos de discriminación hacia miembros de la comunidad islámica, como sí lo hace con otros grupos, y justificó el apoyo del Centro Islámico a la estrategia de negociación de la deuda del gobierno de Alberto Fernández, citando párrafos del Corán en los que se condena la usura.

Asimismo, reveló que el exjuez federal Juan José Galeano, condenado por encubrimiento en la investigación judicial del atentado a la AMIA, le reconoció oportunamente, en una charla privada, que tenía que imputar a un miembro de la comunidad musulmana por “presiones” extranjeras y nacionales.

BIO. Moronense. 52 años. Casado. Tres hijos. Empresario del sector bazar y presidente del Centro Islámico de la República Argentina (CIRA). Musulmán de fe practicante, peregrinó siete veces a La Meca.

-¿Desde los atentados del 11S a las Torres Gemelas creció la creencia de que musulmán es sinónimo de terrorista y violencia?

-Fue aprovechado para ir formando una opinión o imagen de que el Islam es una religión de terrorismo, pero no han podido lograrlo, porque las estadísticas nos dicen que, cada vez que hubo un atentado en cualquier lugar del mundo y decían que eran “yihadistas islámicos” o “terroristas islámicos”, eso despertaba un interés por conocer el Islam, porque la gente que convive con nosotros y nos conoce sabe que no practicamos el terrorismo de ninguna manera y eso hace que se acerquen a los centros islámicos y a las mezquitas. Hubo olas de gente que han abrazado la fe islámica después de ese tipo de atentados.

-¿Hay islamofobia en Argentina, entonces?

-Sí, existe y, lamentablemente, es alentada por dirigentes políticos. En una oportunidad, fuimos a hablar con (el exjefe de Gabinete del gobierno de Mauricio MacriMarcos Peña porque a dos jóvenes de la comunidad se los acusó de supuesto vínculos con un grupo terrorista y después la Justicia reconoció que fue una causa armada por una organización local y algún funcionario (al que no identificó) que también estaba detrás. Esto sigue preocupándonos cuando escuchamos a funcionarios o no nos atienden como corresponde.

-¿Quiénes no los atienden?

-Por ejemplo, este año, como presidente del CIRA, pedí una reunión con el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, y me sorprendió que un funcionario con esa responsabilidad tuvo una actitud que no corresponde, de no recibirnos. Luego de dilatar una respuesta y mucho tiempo, más de dos o tres meses, dijo que no podía recibirnos. Es un acto de discriminación de parte de un funcionario, en democracia, que no corresponde. Eso molesta y duele. Hay funcionarios que llegan a ocupar cargos públicos con cierto prejuicio. Es más fuerte que ellos, no pueden ocultar esa animosidad que tienen hacia los musulmanes. Esto nos ha sucedido con este gobierno y con gobiernos anteriores. Hubo una ministra, Patricia Bullrich (de Seguridad de la administración Cambiemos), que hasta dijo: “Si son musulmanes, son terroristas”. Lo dijo públicamente y después nos pidió disculpas en su oficina, pero no tuvo el coraje y la valentía de pedirlas públicamente.

-¿Los atentados contra la AMIA y la embajada de Israel los pusieron en la mira?

-El tema de la AMIA nos causa dolor a todos los argentinos. Es lamentable que haya habido 84 (SIC) víctimas argentinas en un ataque terrorista que no sabemos hasta hoy quién ha sido su responsable. Nos preocupa y sí, hubo una persecución contra la comunidad islámica argentina. Hubo personas nombradas por tener participación en este acto terrorista y habían fallecido en la década del 80. Era nombrar por nombrar, a cualquiera que fuera de origen árabe o musulmán. Personalmente, fui a ver al juez (federal Juan José) Galeano, porque hubo un caso particular: convocó a un miembro de nuestra comunidad, una persona de casi 90 años, y lo tuvo 13 horas parado en un pasillo para tomarle una declaración sin un vaso de agua. En ese momento, yo era secretario del CIRA y Galeano me reconoció que él tenía que imputar a un miembro de la comunidad por “presiones” extranjeras y nacionales.

-¿Por qué no denunciaron eso?

-Cuando escuché a un juez de la Nación decir que recibía presiones extranjeras para imputar a un miembro de la comunidad, a un ciudadano argentino, me preocupé muchísimo. No teníamos realmente dónde denunciarlo o hacerlo público de alguna manera, porque era tan fuerte la corriente mediática que se hacía difícil hablarlo en ese momento y denunciar a Galeano. Esa fue una conversación en su despacho.

-¿Y la comunidad judía?

-Conoce muy bien a la comunidad islámica y sabe que es incapaz de que en las familias musulmanas se eduque a los hijos para lastimar a otro argentino por sus condiciones religiosas, étnicas o raciales. La islámica es una comunidad indivisible de la sociedad argentina. Así como les dolió a los argentinos ese atentado, nos dolió a nosotros. Lamentablemente, digo que hubo dos atentados a la AMIA: primero, la bomba que le pusieron y el segundo es el de no haber llegado, después de 26 años, a la verdad y al esclarecimiento. Pasa el tiempo y pareciera que no vamos a tener la verdad y van a quedar siempre las dudas de quién lo perpetró.

-¿Cómo fue la relación del CIRA con los sucesivos gobiernos?

La comunidad islámica siempre tuvo la misma postura de ayudar, de colaborar en todo lo que fuera beneficioso para el país. En los momentos económicos duros, hemos puesto el hombro. Nuestra postura es siempre la misma. La que cambia es, a veces, la de los gobiernos hacia nosotros.

 

 

Bachir Bakir, con el jefe de Gobierno porteño, Rodríguez Larreta.

 

-¿Hay un reclamo puntual a las autoridades?

-Anhelamos que el Estado argentino, más allá del gobierno de turno, también accione esos mecanismos que activa frente a una agresión o discriminación que sufre algún grupo, cuando se trate de la comunidad islámica. En nuestro caso, el Estado argentino no actúa de oficio. Por ejemplo, desde su creación hasta hoy, el INADI jamás actuó de oficio cuando se trató de un caso de discriminación hacia miembros de nuestra comunidad. Las veces que acercamos casos para que el INADI los tomara, diferentes interventores, secretarios y directores trataron de complicar la situación.

-Hubo un apoyo contundente al Gobierno de parte del CIRA frente a la negociación por la deuda y citando párrafos del Corán. ¿Por qué?

-Dios prohíbe la usura, porque es la destrucción de todo trabajo productivo que hace la clase obrera y también el sano capital. Mientras esté al servicio del hombre, el capitalismo realmente es beneficioso, pero, cuando el hombre está al servicio del capitalismo, ya es otra cosa. La usura termina destruyendo no solamente la parte económica, sino, también, la parte social, espiritual, los valores y eso es lo que está pasando en el mundo. Hoy, el sistema que impera es la usura y eso hace que los países nunca logren su independencia económica. Esto lo vemos y lo sufrimos como argentinos. La usura no nos deja recuperarnos.

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