Complicado viaje del Papa en Filipinas: tormenta y una joven muerta

Complicado viaje del Papa en Filipinas: tormenta y una joven muerta

El temporal obligó a Francisco a apurar la misa y adelantar su regreso desde la zona arrasada en 2013 por un tifón.

 

Pese a todo, a la lluvia, al vendaval que sacudió el avión de Francisco al aterrizar y al decolar, a la tormenta considerada un tifón de segunda categoría que se abate sobre Filipinas con un diámetro de 400 kilómetros y podría tocar Manila, 300 mil emocionados habitantes de Tacloban y zonas vecinas fueron al aeropuerto para recibirlo y se alinearon en las calles para saludar con entusiasmo a “Lolo Kiko”, el Abuelo Kiko, como llaman los filipinos al Papa argentino. Pero Francisco, mortificado, debió apurar las citas, reducir los encuentros y anunciar en la catedral que debía adelantar cuatro horas el regreso porque el tifón amenazaba desastres y era mejor que la gente regresara a sus casas lo antes posible.

Fue imposible, sin embargo, evitar una tragedia. La joven voluntaria católica Kristel Mae Padasas, de 27 años, murió una hora después de que partió de vuelta a Manila el avión con Jorge Bergoglio, a la una de la tarde del sábado, hora local (diez horas menos en la argentina). Le cayó encima y le fracturó la cabeza un andamio volteado por una ráfaga de viento al lado del palco desde el cual habló Francisco a su llegada. Arriba había un gran altavoz.

La víctima era voluntaria en el Servicio de Asistencia Católico de Tacloban. Kristel había comenzado a trabajar después de haber colaborado en la asistencia las víctimas del tifón Yolanda del 8 de noviembre de 2013 que costó la vida a 10 mil personas en esa misma región.

El mal tiempo y tanta gente que se cubría como podía con impermeables de plástico color amarillo, ocasionaron otros accidentes. Tres personas resultaron heridas en Tacloban tras ser aplastadas por la multitud contra unas barreras. La Cruz Roja refirió que atendió a 391 personas que sufrieron lesiones y malestares.

Francisco quiso viajar a toda costa a Tacloban, 650 kilómetros al sudeste de Manila, en la isla de Leyte (una de las más de 7000 islas en Filipinas), aunque le dijeron que había un tifón que podía amenazar la zona. Al llegar, el Papa se puso un impermeable igual al de los peregrinos sobre los paramentos pontificios.

“Cuando vi en Roma esta catástrofe, sentí que debía venir aquí y decidí hacer el viaje. Quise venir para estar con ustedes. Estoy aquí para decirles que Jesús es el Señor, que Jesús no desilusiona”, señaló el pontífice.

Bergoglio dejó de lado el texto escrito en inglés e improvisó en español, ayudado por un intérprete que traducía sus palabras. Acompañado por el llanto de tantos sobrevivientes del tifón de 2013 emocionados, el Papa agregó: “Tenemos a Jesús que llora con nosotros y es capaz de acompañarnos en los momentos más difíciles de la vida. Tantos de ustedes han perdido todo, no tengo palabras ...”

Francisco pidió: “Hagamos juntos un momento de silencio, miremos al Señor. El puede comprendernos porque ha pasado por todas las pruebas. Y miremos a nuestra Madre y digámosle con el corazón: ¡Madre! En silencio, cada uno diga lo que siente en el corazón”.

Entre los miles de asistentes se encontraba, sentada en una silla de ruedas, también cubierta con el impermeable amarillo de plástico, Imelda Marcos, la viuda del dictador Ferdinando Marcos, que falleció en 1989. Imelda, de 86 años, dijo que admiraba al “Papa de los pobres”. “Debemos escucharlos y seremos mejores”, añadió. La viuda de Marcos, que tenía una colección de 2700 pares de zapatos en su vida de gran lujo, estaba rodeada de guardaespaldas.

Todas las citas del programa debieron ser reducidas, como el rápido almuerzo con 30 sobrevivientes de la catástrofe de 2013. Francisco no quiso dejar de ir a la catedral, donde lo esperaban obispos, sacerdotes y religiosas.

Bergoglio volvió a hablar en español, y un intérprete lo traducía al inglés. Apenas llegó al altar dijo a los presentes en la catedral de Palo: “Gracias por vuestra cálida bienvenida”. Y agregó: “Debo decirles algo que me apena mucho. Esperaba que el avión volviera a Manila a las 5, pero hay un tifón de segundo grado que se acerca y el piloto nos ha dicho que tenemos que salir a la una. Les pido perdón”.

El pontífice rezó un Ave María, bendijo a los asistentes y momentos después recibió como presente la imagen de una virgen tallada de un trozo de madera de las ruinas de la catedral, que por el tifón Yolanda quedó arrasada.

El avión papal despegó del aeropuerto Daniel Romualdez de Tacoblan hacia Manila a las 13.08 hora local, levantando una gran masa de agua que había sobre la pista y movido por un fuerte viento.

En el avión, el portavoz pontificio, padre Federico Lombardi, dijo que tanto la homilía en el aeropuerto como el discurso en la catedral que Francisco no pudo pronunciar, “son válidos”. Bergoglio afirmó que “el criterio con el cual tratamos a los pobres será el mismo con el cual seremos juzgados”. Y remarcó que “los pobres de Filipinas deben ser tratados en forma equitativa y su dignidad respetada, con opciones de política económica justas e inclusivas”.

Las autoridades filipinas declararon un estado de alerta 2 sobre un máximo de 4 en seis regiones, porque la tormenta tropical Mekkhala tiene un diámetro de 400 kilómetros. Se teme que el tifón alcance también Manila, donde este domingo el pontífice debe oficiar la misa de despedida a una multitud que se estima puede llegar a seis millones de devotos, lo que la convertiría en la más grande ceremonia religiosa de la historia.

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