El Centro Islámico de la República Argentina ante la situación en Palestina

El Centro Islámico de la República Argentina ante la situación en Palestina

El Centro Islámico de la República Argentina condena todo tipo de acto que genere terror en el mundo, ya sea desde la resistencia o desde un Estado, sin distinguir su bandera o religión, y apela al llamado a la concordia y la paz mundial.

 

La muerte de civiles e inocentes siempre es condenable e inaceptable. No hay invasores buenos ni malos, no hay resistencia buena ni mala, solo hay cientos de víctimas y una incapacidad de la ONU de hacer cumplir sus resoluciones.

Hace 75 años, el Pueblo Palestino fue despojado del territorio de su patria mediante una serie de episodios que incluyeron masacres sistemáticas en pueblos y aldeas como las de DeirYassin (9-11 de abril de 1949), Ein al-Zeitun (1 de mayo de 1948), Tantura (22-23 de mayo de 1948), y Safsaf (29 de octubre de 1948). Numerosos ancianos, mujeres y niños indefensos fueron asesinados, y cerca de 900 mil palestinos, de una población original de un millón 300 mil, se vieron obligados a refugiarse en los países vecinos para no ser exterminados. Este éxodo provocó la pérdida de sus bienes, propiedades y empleos. Sus vidas quedaron trastornadas para siempre.

Los palestinos que quedaron, sufren desde entonces, en Jerusalén, Cisjordania y Gaza, el acoso sistemático del ocupante que les provoca la pérdida de vidas, la desnutrición infantil, patologías psiquiátricas, los cortes periódicos de suministros vitales (agua, luz, gas, alimentos y medicamentos), la destrucción de mezquitas, iglesias, edificios, árboles e infraestructura educativa y hospitalaria, y junto a esto, la indiferencia e insensibilidad de muchos países, organizaciones de diversa índole y medios de comunicación.

Desde hace casi ocho décadas el Pueblo Palestino padece diariamente la violencia y la represión de las fuerzas armadas del ocupante que ejerce el terrorismo de Estado. Con absoluta impunidad, y ante la mirada impasible de los organismos internacionales, periódicamente numerosos civiles palestinos y palestinas (adultos, ancianos y niños) indefensos son víctimas de asaltos sorpresivos, ataques aéreos y terrestres, encarcelamientos ilegales y torturas en centros de detención clandestinos que violan todas las leyes internacionales de Derechos Humanos.

Al mismo tiempo, las fuerzas de ocupación y sus colonos tienen como objetivo primordial la violación periódica de la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén que contiene la Cúpula de la Roca y la Mezquita Al-Áqsa (tercera mezquita en importancia en el Islam) cuyo nombre en árabe es Al-Haramash-Sharif, atacando a los orantes musulmanes, hombres, mujeres y niños, y muchas veces prohibiéndoles el acceso al mismo, como así también realizando actos violentos en su interior.

La magnitud de estos crímenes durante los últimos 15 años ha sido registrada por la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.

Nos sorprende que, ante esta información suministrada por las Naciones Unidas y las organizaciones humanitarias internacionales, los medios de comunicación nacionales e internacionales y diversos personajes de la política no acusen recibo de esta información y adopten posturas parciales funcionales al ocupante.

El Centro Islámico de la República Argentina destaca que el derecho inalienable e irrenunciable a la integridad territorial, como así también el derecho de los refugiados palestinos a regresar a su patria desde el exilio que comenzó hace 75 años, así como el derecho de construir su propio Estado libre, independiente y soberano según las fronteras internacionales del 4 de junio de 1967 con Jerusalén (Al-Quds) como su capital (Tercera Ciudad Sagrada del Islam), ambos sustentados en las Resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (194 y 242 respectivamente), es la única garantía para una paz con justicia permanente en la región.

Igualmente, el Centro Islámico de la República Argentina apela a las autoridades nacionales e internacionales competentes para que denuncien y condenen estos crímenes de lesa humanidad y que se cumplan las resoluciones de las Naciones Unidas como lo exige la Ley internacional.

Apelamos a la conciencia de aquellas instituciones y personas que tienen como principios invocar la paz, el diálogo interreligioso y la defensa de la convivencia de las religiones, culturas y pueblos para que repudien como corresponde estos hechos ignominiosos e inaceptables. La Paz y la Justicia deben prevalecer sobre la violencia, las imposiciones injustas, la usurpación y la ilegalidad.

«Y Dios invita a la Morada de la Paz» (El Generoso Corán, “Jonás”, 10:25)

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