Carmelitas Descalzas: religiosa realizó votos perpetuos en Gualeguaychú

Carmelitas Descalzas: religiosa realizó votos perpetuos en Gualeguaychú

La Hermana Teresa de Jesús pertenece al histórico Monasterio San José y Santa Teresa. Hizo sus votos en la congregación de las Carmelitas Descalzas

El Obispado de Gualeguaychú compartió las fotos de la profesión de votos perpetuos de la Hermana Teresa de Jesús, en el Carmelo de Gualeguaychú, en la tarde del 25 de agosto pasado. La celebración tuvo lugar en el Monasterio San José y Santa Teresa de dicha ciudad, que un mes atrás festejó su 60º aniversario de creación.

 

Las Carmelitas Descalzas son religiosas de vida contemplativa, donde sus votos no son solo perpetuos, sino solemnes, que significa “una entrega total a Dios”, y, al ser solemne, es público, es decir, “es un testimonio de la entrega al Señor”.

La profesión religiosa solemne expresa el acto de abrazar el estado religioso hasta la muerte mediante los votos de castidad, pobreza y obediencia, “a imitación de Cristo, casto, pobre y obediente”.

El Monasterio San José y Santa Teresa fue fundado el 16 de julio de 1962 por intermedio del obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Ramón Chalup, quien solicitó la creación para su diócesis. Aprovechando el IV Centenario de la primera fundación de la Santa en Ávila, se procedió a erigir este nuevo Carmelo. Colaboraron en la fundación una religiosa del Carmelo de Azul y otra de Potosí. Se trasladaron al monasterio definitivo el 26 de diciembre de 1966. La comunidad se vio necesitada de refuerzos de personal, por lo que en 1969 y 1971 llegaron otras siete religiosas procedentes de La Plata, de Corpus Christi y de Rosario.

Obispado de GualeguaychúEstilo de vida

La fuerza del apostolado carmelita está en la oración. El Carmelo es una de las antiguas órdenes mendicantes, de esa base fluye el trabajo por el cual los Carmelitas se donan a sí mismos.

"Nuestra vocación consiste fundamentalmente en una gracia especial por la cual hemos sido llamados a la santidad en comunidad de vida e invitados a una misteriosa unión con Dios, en una forma de vida en la que hemos de fundir íntimamente el culto de la oración y la contemplación con el servicio apostólico de la Iglesia; es el ideal que Dios nos ha propuesto por medio de la doctrina y el ejemplo de nuestros Santos Padres como una plenitud singular de la existencia cristiana", indican desde la Orden.

 

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