Inmersa en el clima gozoso del nacimiento de Jesús, la Iglesia universal ha celebrado este domingo 28 de diciembre la fiesta de la Sagrada Familia. El papa Francisco ha querido reflexionar sobre la importancia de las familias en su ángelus dominical desde el balcón de la Plaza de San Pedro, afirmando que “cuando padres e hijos respiran juntos un clima de fe, poseen una energía que les permite afrontar pruebas difíciles”.

Francisco ha querido dar especial importancia a los abuelos resaltando su “importante presencia” en la familia: “¡Qué precioso es su rol en las familias y en la sociedad! La buena relación entre jóvenes y ancianos es decisiva para el camino de las comunidades civiles y eclesiales”.

“El mensaje que proviene de la Sagrada Familia es sobre todo un mensaje de fe”, ha afirmado el Santo Padre. “En la vida familiar de María y José, Dios está verdaderamente al centro, y lo está en la persona de Jesús. Por esto la familia de Nazaret es santa: porque está centrada en Jesús”.

Palabras también para las dificultades familiares, al afirmar que “cuando padres e hijos respiran juntos un clima de fe, poseen una energía que les permite afrontar pruebas también difíciles”. “La luz que viene de la Sagrada Familia nos anima a ofrecer calor humano en aquellas situaciones familiares donde, por diversos motivos, falta la paz, la armonía y el perdón. Que nuestra concreta solidaridad no disminuya especialmente en relación a la familias que están viviendo situaciones muy difíciles por las enfermedades, la falta de trabajo, las discriminaciones, la necesidad de emigrar…”

Francisco ha concluido encomendando a la Virgen María, Reina de la familia, “a todas las familias del mundo, para que puedan vivir en la fe, en la concordia, y en la ayuda recíproca”.