Brasil, históricamente considerado el bastión global del catolicismo, registró en el censo de 2022 la evidencia de que los evangélicos siguen ganando terreno, representando ahora el 26,9% de la población, frente al 21,6% en 2010 de acuerdo con datos divulgados este viernes por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Esta transformación religiosa refleja un cambio profundo en la identidad espiritual del país más poblado de América Latina, con 210 millones de habitantes.

Los seguidores de las diferentes corrientes evangélicas avanzaron 5.2 puntos entre 2010 y 2022, según los datos del último censo realizado por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).

Además, los evangélicos son hoy el grupo religioso predominante entre los jóvenes, alcanzando un 31,6% en la franja de 10 a 14 años.

Para el teólogo Ronilso Pacheco, del Instituto de Estudios de la Religión (Iser), la clave del crecimiento evangélico está en su cercanía con las comunidades marginadas. “Con los evangélicos todo es más próximo: el pastor es más accesible y el sentido de comunidad está más acentuado”, explicó en entrevista con AFP.

El crecimiento evangélico no solo se traduce en número de fieles, sino también en influencia política y social. Este movimiento ha consolidado un lobby influyente en el Congreso brasileño, de hecho cuentan con un bloque parlamentario propio.

En el corto plazo, se espera que los evangélicos vuelvan a ser fundamentales de cara a las elecciones presidenciales, regionales y legislativas que Brasil celebrará en octubre de 2026.

El catolicismo, en sus cifras más bajas

Los datos indican que Brasil cuenta actualmente con la menor cantidad de fieles católicos de los últimos 150 años, de acuerdo con la oficina de estadísticas del Gobierno, que tiene información al respecto desde 1872.

Según las cifras oficiales, solo el 56,7% de los brasileños mayores de diez años se identifican como católicos, una caída significativa respecto al 65,1% registrado en 2010. Aunque el catolicismo continúa siendo la religión mayoritaria, la tendencia descendente es persistente y sostenida desde el primer censo nacional en 1872, cuando los católicos representaban el 99,7% de la población.

Pese a esta disminución, el catolicismo mantiene una fuerte presencia simbólica en la vida pública brasileña, señaló Pacheco. Las fiestas religiosas, los calendarios escolares y las conmemoraciones oficiales siguen marcadas por la tradición católica.

En número absolutos, en 2022 había unos 100 millones de católicos y cerca de 50 millones de evangélicos en el país suramericano, cuya población ronda los 213 millones de habitantes.

No obstante, el panorama apunta a una transformación estructural del mapa religioso brasileño, donde la hegemonía católica ya no es incuestionable.

"No religiosos" y creencias afrobrasileñas

El censo también revela un crecimiento de los brasileños que se identifican como “sin religión”, que pasaron del 7,9% al 9,3% en 12 años. Aunque no necesariamente implica ateísmo, esta categoría refleja una tendencia hacia una espiritualidad no institucionalizada.

En paralelo, las religiones afrobrasileñas como el candomblé y la umbanda también ganaron terreno, aunque en menor escala, subiendo del 0,3% al 1% de la población. Este repunte podría estar asociado a una mayor visibilidad y orgullo de las raíces culturales afrodescendientes, pese a los prejuicios sociales que aún enfrentan.