Desde el momento en que pone la intención de realizar el Hajj, el viaje del hajji, en un cierto sentido, no es suyo...
“Y llama a la gente a la Peregrinación, que vengan a ti a pie o sobre cualquier montura, que vengan desde cualquier remoto camino. Para que puedan estar presentes ante lo que los beneficiará” (22: 27-28).
“y quien sea reverente con los ritos de Allah ... ello es parte del temor de los corazones” (22:32).
“Ni su carne ni su sangre ascienden a Allah, lo que llega a Allah es vuestro temor de Él” (22:37).
Abu Hurayra dijo: “Escuché al Mensajero de Allah, que la bendición y la paz de Allah sean con él, decir: `Quienquiera que vaya al hajj solamente por causa de Allah y no tiene relaciones sexuales ni comete algún ultraje regresará de él como estaba el día en que se su madre le dio a luz” (Bukhari).
“El Hajj es la demostración de la verdad de que en el Islam todos los caminos conducen a la casa de Allah, donde las diferencias de nacionalidad, raza, y diferencias doctrinales se las lleva el viento. Los hajjis peregrinos vienen de todas partes, de cada país, de cada continente y cada procedencia cultural. Vienen volando, navegando y por tierra. Pero quienes quiera que sean, de dondequiera que vengan y como sea que vengan, son arrastrados sólo por una cosa y sólo hacia un punto – su deseo de adorar a Allah en Su Casa y realizar los ritos del Hajj.
Desde el momento en que pone la intención de realizar el Hajj, el viaje del hajji, en un cierto sentido, no es suyo – en el sentido en que él es sólo uno de millones haciendo exactamente lo mismo – y aun en otro sentido es algo suyo de una única manera – toda vez que en esa gran reunión él estará solo cara a cara con su Señor en el despliegue de su propio y exclusivo destino individual. Él se vuelve uno de los muchos elementos dirigiéndose al crisol de Makka donde la gran fusión de la comunidad islámica tiene lugar, donde todas sus partes son lanzadas juntas bajo las más intensas condiciones, mezcladas, fundidas juntas y finalmente separadas nuevamente y devueltas a sus casas donde ya seran diferentes de como eran cuando partieron hacia el Hajj”.
He tomado estas palabras de una narración escrita por un amigo mío, Abdalghaffur Mould, cuando regresó del hajj en 1976 y aun cuando son de hace algunos años, el hajj es intemporal de muchas maneras y esas palabras ciertamente son tan verdaderas hoy como lo eran entonces. Todos nosotros nos hemos encontrado personas en su regreso del hajj, y desde nuestra propia experiencia, creo que todos nosotros afirmaremos con Abdalghaffur que casi nadie regresa igual que antes. Y es precisamente en este cambio en el que el beneficio de que habla Allah ta`ala en una de sus ayats que he citado al principio se manifiesta y donde los beneficios espirituales del hajj pueden ser claramente medidos. Con algunos hajjis que regresan el cambio es solamente superficial; el brillo desaparece rápidamente, y luego de un tiempo muy corto están exactamente como estaban antes. Otros, en cambio, regresan completamente transformados, sus vidas asumen una nueva y más profunda cualidad; ellos son aquellos a los que el Profeta, salla`Llahu `alía wa sallam, se estaba refiriendo como a los nacidos nuevamente; para ellos el hajj realmente ha actuado como un nuevo principio para sus vidas.
La diferencia entre los dos grupos radica en primer lugar en lo que hemos visto antes, la fortaleza de la intención, y en segundo lugar, en lo que Allah ta`ala menciona tan claramente en las otras ayats acerca del hajj que he citado al principio, la necesidad de taqwa para hacer que las acciones realizadas en el hajj sean verdaderamente significativas. No es suficiente participar pasivamente en los ritos del hajj, moverse majestuosamente con la corriente como un fragmento de una nave naufragada; debes entregar algo a esos actos desde ti mismo y ese “algo” es taqwa, temerosa conciencia de Allah. Los ritos no son mágicos, lo que quiero decir es que no tienen un efecto benéfico automático en aquellos que los realizan. Ciertamente hay una gran baraka en ellos que está contenida en ellos desde la antigüedad de su Prescripción Divina y miles de millones de creyentes que han participado en ellos a través de los siglos hasta su origen. Pero el beneficio que personalmente obtendras de ellos es directamente proporcional a la magnitud del taqwa con que los realices.
Tal vez la afirmación más comprehensiva jamás hecha referente a la dimensión interna del hajj fue hecha por Junayd al-Baghdadi, el gran faqih y sufi del siglo tercero.
Un hombre vino a visitar a Junayd y Junayd le preguntó de dónde venía. Le respondió que acababa de regresar del hajj. Junayd le dijo: “¿Desde el momento en que partiste de tu casa dejaste atrás también toda mala acción? “No”, respondió el hombre. “Entonces nunca partiste en verdad. En cada alto que hiciste en el camino, ¿avanzaste también otro paso en el camino a Allah?” “No”, fue la respuesta. “Entonces no hiciste verdaderamente el viaje. Cuando te pusiste en ihram en el miqat, ¿desechaste los atributos del yo como quien se quita sus vestimentas ordinarias?” “No”. “Entonces realmente no tomaste el ihram. Cuando hiciste el tawaf de la Ka`ba, ¿presenciaste la belleza de Allah en la residencia de la purificación? “No, no lo hice” dijo el hombre. “Entonces no hiciste realmente el tawaf. Cuando hiciste el sa`y entre Safa y Marwa, ¿alcanzaste el rango de safa (pureza) y muruwwa (virtud)?” “No”. “Entonces no hiciste realmente el sa`y. Cuando fuiste a Mina ¿cesaron tus muna (deseos)?” “No, no lo hicieron”. “Entonces nunca fuiste en verdad a Mina. Cuando estuviste en `Arafa ¿experimentaste aunque sea un sólo momento de ma`rifa (conocimiento directo) de Allah?” “No”. “Entonces realmente no estuviste en `Arafa. ¿Cuándo estuviste en la noche en Muzdalifa ¿renunciaste a tu amor a este mundo?” “No, no lo hice”. “Entonces realmente no estuviste en Muzdalifa. Cuando apedreaste el Jamra, ¿lanzaste de ti todo lo que se encuentra entre tú y tu Señor?” “No”. “Entonces realmente no hiciste el apedreamiento. Cuando hiciste tu sacrificio, ofreciste tu ser inferior a Allah?” “No”. “Entonces realmente no hiciste un sacrificio, y la verdad es que no has realizado adecuadamente el hajj. Regresa y haz el hajj de nuevo en la manera que te he descrito, para que puedas finalmente alcanzar el Maqam de Ibrahim”.
Ahora bien, obviamente no podemos tomar esto literalmente – dudo que en estos días incluso un hajj al año sería aceptable de acuerdo al riguroso criterio del Imam Junayd – pero lo que sus palabras sí indican muy claramente es que hay una dimensión interna esencial al hajj. Al mismo tiempo es vital notar que las palabras del Imam Junayd no implican alguna suerte de dicotomía interna/externa, alguna clase de significado interno del hajj separado de la forma externa. Ellas más bien indican que, como todos nuestros actos de `ibada, cada acto externo del hajj tiene una correspondiente e inseparable realidad interna sin la cual no podría ser considerado completo, de la misma manera que un huevo sin su clara y yema propiamente hablando no es un huevo sino simplemente su cáscara. Éste es el elemento del ihsan que el Profeta, salla`Llahu `alayhi wa sallam, declaró que era una parte integral de nuestro Din en el famoso hadith relatado por `Umar ibn al-Khattab, radiya`Llahu `anhu. Ihsan, dijo, era “adorar a Allah como si le vieras, porque aunque no puedas verle, Él te ve”. La conciencia de Allah ta`ala de la que se habla es justamente el taqwa que Allah demanda de nosotros en conexión con los ritos del hajj y sin esto nuestro hajj será definitivamente deficiente y no podemos esperar la gran recompensa prometida a aquellos que van al hajj solamente por causa de Allah.
Ya hemos discutido la necesaria dimensión interna del acto de entrar en ihram que toma la forma de esa intención de la que la real validez de nuestro hajj depende y que debería ser proyectada hacia todos los ritos que esperamos realizar de manera que la integridad de nuestro hajj esté impregnado con él. Luego del ihram el Imam Junayd pregunta acerca del tawaf, el acto de circular alrededor de la cada de Allah que es otro de los componentes esenciales de nuestro viaje. Cuando uno ingresa en la gran rueda que noche y día incesantemente gira alrededor de la Ka`ba, el foco central de todos los que verdaderamente adoran a Allah en la faz de la Tierra, es muy fácil distraerse por la asombrosa vista que representa y los inevitables empujones y empellones que son el necesario complemento de tantas personas moviéndose alrededor en un espacio limitado y que se vuelve particularmente vigoroso en la proximidad de la Piedra Negra. Por esta razón es extremadamente importante mantener la vigilancia sobre nuestros corazones, y una manera de hacer esto es escoger una simple fórmula de dhikr y repetirla continuamente, recordando cambiarla por el du`a Coránico recomendado por el Profeta entre la esquina Yemení y la Piedra Negra. El círculo del tawaf es tal vez el lugar en el hajj donde uno está más consciente de ser un ciudadano del mundo. Cada continente, raza y nación está representada allí y, extraordinariamente, las características específicas de cada una es evidente en la manera en que realizan el rito.
En otro nivel, el acto del tawaf puede ser visto como un reflejo de nuestras vidas. Si miras atentamente a tu vida verás que no es tanto una progresión ininterrumpida desde el principio hasta el fin, como más bien una serie de círculos que tienden a volverte de regreso nuevamente al mismo punto en una suerte de patrón repetitivo. Este patrón tiene su punto alto y su punto bajo, un poco como un cometa cuya órbita se aproxima al sol y luego muy rápidamente está de regreso al espacio profundo antes de regresar una vez más a la luz. Esto está reflejado en el tawaf por el paso ante la Piedra Negra y la energía generada cuando eso ocurre. Lo que se debe de querer tanto en nuestras vidas como un todo como en nuestro tawaf es que nuestra vuelta en círculo no permanezca, por así decirlo, siempre en el mismo nivel sino que más bien tome la forma de una espiral ascendente de manera que cada vez que pasamos por el mismo punto hemos llegado allí mucho más cerca de Allah que lo que estábamos la vez anterior. Nuestro tawaf termina con dos rak`ats en el Maqam de Ibrahim y éste es realmente un ejercicio que tiene un gran significado para nuestras vidas en general. De alguna manera, en medio de todo el ajetreo y el bullicio del haram, al borde de, o aun al compás de, el interminable giro de tawaf de la muchedumbre, tenemos que apoderarnos de un espacio para nosotros mismos y encontrar un momento de tranquilidad y concentración en el cual podamos pararnos, inclinarnos, postrarnos y dedicarnos a la adoración de nuestro Señor.
Otro beneficio espiritual definitivamente relacionado con la Casa de Allah tiene mucho que ver con las personas que no están allí como los otros. La pequeña extensión de la pared entre la puerta de la Ka`ba y la esquina que contiene la Piedra Negra es conocida como al-Multazam. Si ves una figura de ese lado de la Ka`ba siempre verás gente con los brazos y pies extendidos contra la pared allí, como si estuvieran intentando entrar en la Casa directamente a través de la pared, y cuando tú estás allí escucharás y sentirás la intensidad de las súplicas en ese lugar y hay escasamente un ojo que no sea inundado por las lágrimas. Se dice que todos los du`a hechos allí son respondidos y mucha gente durante su visita al Masjid al-Haram tratan de tomar ventaja de la oportunidad que esto les ofrece de pedir a Allah ayuda y bendición, no sólo por sí mismos sino por aquellos que han dejado atrás. Hay, por supuesto, innumerables oportunidades durante el hajj en muchos de los lugares sagrados para hacer tales du`as, y de esta manera los beneficios espirituales del hajj alcanzan a muchas personas que no están allí para beneficiarse de la experiencia en persona.
Luego del tawaf viene el sa`y que en un sentido siempre me recuerda la hora del apresuramiento en una de las grandes ciudades del mundo. Una inacabable y borbotante masa de gente fluyendo incesantemente hacia delante y hacia atrás en una integración paradójica de confusión y orden. Sa`y es una nueva representación de la búsqueda desesperada por agua de Hajjar, la esposa de Sayyidina Ibrahim, `alayhi salam, cuando ella y su pequeño hijo `Ismail fueron colocados por él en las Manos de Allah en el árido valle de Bakka. Ella corrió en uno y otro sentido entre las dos rocas de Safa y Marwa, subiéndose primero a una y luego a la otra buscando a lo largo del horizonte el grupo de viajeros que los salvaría de su aprieto. Finalmente, como sabemos, lo que ellos necesitaban apareció literalmente bajo sus pies con el surgimiento de la fuente de Zamzam. Cuán frecuentemente hacemos eso en nuestras vidas. Nos lanzamos por aquí y por allí, buscando desesperadamente ayuda de un tipo u otro de éste o este otro, olvidando usualmente que Allah ta`ala está muy consciente de nuestras circunstancias, y entonces la ayuda de Allah llega debajo de nuestras propias narices o algunas veces incluso desde dentro de nosotros mismos y la situación se resuelve.
Como todos los ritos del hajj el acto del sa`y está empacado con sabiduría, y muy diversos golpes de discernimiento pueden obtenerse de su ejecución. Shaykh Abdalqadir as-Sufi tiene lo siguiente que decir al respecto en su trabajo seminal El Camino de Muhammad:
Cuando el hajji comienza su sa`y, se une a un río de gente moviéndose entre las dos rocas de Safa y Marwa, de manera que esta corriente de gente entre los dos hitos es inacabable. Cuando caes en ese océano de actividad presurosa que va de acá para allá y de allá para acá, y cuando ese océano de caras baña tu alrededor, algunas que se ven una y otra vez, otras sólo una vez y nunca más, entonces la rítmica carrera de uno a otro lugar asume el momento de la actividad que ha gobernado toda una vida de olvido y distracción. Todos los conflictos y preocupaciones de la existencia, todo ese ir y venir, se condensa en esas siete terribles carreras entre A y B y el regreso de B a A. Siete vueltas bastan para que todas las series de idas y venidas contenidas en la vida de cada uno se hagan presentes ante el propio y palpitante corazón.
El siguiente paso en el hajj es moverse a Mina. Es tal vez en Mina donde la realidad de la Umma del Islam se puede ver más claramente. La gente tiende a acampar de acuerdo al área geográfica del mundo de la cual vienen de manera que en Mina todas las razas y naciones del Islam preservan más o menos sus distinciones étnicas y nacionales y aun así se encuentran en estrecha yuxtaposición de unas con otras dentro de un área muy determinada. Por lo que por unos cuantos preciosos días comunidades normalmente separadas por miles de millas se encuentran a sí mismas una a la puerta de la otra y en la atmósfera benigna del hajj, de manera que la hermandad del Islam, que es tan elusiva en el mundo artificialmente dividido de hoy, encuentra una genuina y cálida expresión, ya que los musulmanes de cada parte del mundo se encuentran entre sí y disfrutan la compañía unos de otros. Lo que también se hace claro es cuánto nos ha sido robado por la ruptura de la khilafa y cuánto esperamos ganar de la reunificación política de la umma una vez más bajo un khalifa.
El Profeta, salla`Llahu `alayhi wa sallam, dijo, “El Hajj es `Arafa”, por lo que es evidente que la gran reunión de los hajjis en la llanura de `Arafa es el rito central del hajj. Esto es para lo que todos han venido. No hay duda de que de una manera casi expresa esto prefigura la Reunión Final a la que todos nosotros inevitablemente acudiremos en el Último Día. Es allí en `Arafa donde la realidad del estado de ihram se torna claramente manifiesta. Las vidas de todos los que están presentes quedan despojadas hasta que todo lo esencial queda al descubierto. Todas las distinciones son eliminadas. Riqueza y pobreza, toda clase de distinción social, todo lo que normalmente deja a la gente apartes unos de otros en sus vidas diarias, todas estas cosas se dejan a un lado y lo único que permanece es el simple hecho de nuestra común humanidad. Todo lo que tenemos son nuestras acciones, lo que hemos hecho con nosotros mismos hasta ese momento, aquello en lo que nos hemos vuelto según lo que hemos hecho, ni más ni menos que quiénes somos en verdad. Es una oportunidad invaluable para hacernos un inventario. Permanecemos allí, por así decirlo, desnudos frente a nuestro Señor, con todas las distracciones y ocultamientos normales dejados a un lado, cara a cara con Allah sin nada que se interponga excepto el velo de nuestra propia existencia.
No hay nada más que hacer allí que volvernos hacia Allah con una completa sinceridad y llamarle haciendo nuestro din sinceramente Suyo, esperando Su Perdón, anhelando Su Misericordia y ansiando vivamente la visión de su Noble Faz; y verdaderamente no hay ningún lugar ni ningún momento en la tierra donde nuestras oraciones puedan ser más aceptadas. Jabir narró que el Mensajero de Allah, salla`Llahu `alayhi wa sallam, dijo:
Cuando viene el Día de `Arafa, Allah desciende al más bajo de los cielos y ensalza a las personas allí ante los ángeles, diciendo: “Miren a mis siervos que han venido a Mi desaliñados, sucios y llorando desde cada valle profundo. Sean testigos de que les he perdonado”. Entonces los ángeles objetan, diciendo: “Pero mi Señor, este hombre ha hecho tal y tal cosa y también esta mujer”. Allah, quien es Altísimo y Glorioso, responde: “Los he perdonado”.
Shaykh Abdalqadir dice acerca de `Arafa en El Camino de Muhammad:
Es un rito que devuelve al hombre a sus orígenes, por cuanto `Arafa es el punto de encuentro, el punto de la reunión en la tierra de Adam y Hawwa, la paz sea con ellos. Es el punto de origen de la situación humana. El significado del Hajj y de su realidad descansa en este `momento`, este momento en la fuente de la vida misma, y lo que hace el hajji es que se detiene. Permaneces en `Arafa – fue para esto para lo que el viaje se tomó. Solo en una amplia llanura desierta rodeado de una multitud de otros idénticos a ti mismo, con las cabezas descubiertas y cubiertos con dos vestimentas – algunos serán enterrados con estas mismas vestimentas – has hecho una parada – muy solo, agotado, aturdido, te paras. En ese momento no hay ningún lugar en absoluto a donde ir. Estás allí. Con Allah. El viaje se ha completado. Luego de ello, todo es purificación y súplica.
Los tres ritos del Id en Mina son apedrear el Yamarat al-`Aqaba, sacrificar un animal y rasurarse la cabeza. Cada uno de ellos representa acciones muy específicas y en un sentido el significado de los mismos se encuentra inextricablemente ligado con hacerlos de hecho y se abre a cada individuo según van ocurriendo. Pero, por supuesto, mucho ha sido escrito acerca de ellos a lo largo de los siglos y cada uno de nosotros inevitablemente reflexiona sobre sus significados antes y luego de estarlos realizando. Apedrear las yamarats frecuentemente se explica como apedrear a Shaytan. Allah nos previene contra Shaytan y nos informa inequívocamente que él es nuestro enemigo y tal vez una lección que podemos aprender es que aun en el más bendito de los días, el Id al-Adha, no estamos libres de las insinuaciones de Shaytan y debemos protegernos contra ellas. Shaykh ibn al-`Arabi al-Hatimi toma ese paso aun más allá en su explicación del rito. Dice que en `Arafa purificamos nuestro entendimiento del tawhid y nos deshacemos del shirk, y que en el lanzamiento de las siete piedras al día siguiente estamos lanzando fuera nuestro pensamientos que el Shaytan claramente nos ha inspirado y que nos hacen asociar otras cosas con Allah, y ésa es la razón de porqué decimos el takbir mientras las lanzamos - al declarar que Allah es más grande le estamos separando de nuestra tendencia a cometer shirk que el Shaytan ha tratado de infundir en nuestro proceso de pensamiento. De manera que más que lanzar piedras a Shaytan lanzamos de nosotros mismos pensamientos shaytánicos.
Como vimos en el ayat referido a ello, Allah tabaraka wa ta`ala se ha preocupado Él mismo de que entendamos que el elemento importante en el rito del sacrificio es la conciencia que tengamos de Él que debe acompañar el acto físico y que es lo único que le empapa de significado. Debemos recordar que esto conmemora la ocasión en que Sayyidina Ibrahim, `alayhi salam, fue liberado de tener que sacrificar a su hijo amado y se le dio un carnero para sacrificarlo en su lugar. Entonces lo que el rito indica es nuestra capacidad para entregar lo que nos es más preciado sólo por Allah. Lo más precioso para nosotros que cualquier otra cosa es nuestro propio yo, nuestra propia existencia independiente, y así, en su significado más elevado, el rito representa nuestro deseo de entregar nuestra propia voluntad, someternos enteramente a la voluntad de nuestro Señor y la verdad es que al hacer esto no esperamos perder nada y conseguimos el deseo de nuestro corazón. Allah ta`ala dice en la Surat at-Tawba: “Es cierto que Allah les ha comprado a los creyentes sus personas y sus bienes a cambio de tener el Jardín”, y luego al final del ayat: “Así pues regocijaos por el pacto que habéis estipulado. Éste es el gran triunfo”. (9: 111).
El alivio físico completo de remover el polvo, mugre y desaliño acumulado en nuestros días en ihram da en sí mismo un significado mucho más que adecuado al acto de rasurarse la cabeza y el proceso de limpieza que lo acompaña. Realmente le da a uno la sensación de estar empezando la vida de nuevo. Éste es el sentimiento vivo que da validez a la interpretación ligeramente más simbólica del rito que es que al deshacerte de tu cabellera en cierto sentido estás desmontándote de tu pasado y que el nuevo cabello, según va creciendo, es indicativo de un nuevo principio para toda tu vida.
Un aspecto del viaje al Hijaz que no hemos mencionado en absoluto es la visita a Madina al-Munawwara. Esto está tan fuertemente recomendado al punto de considerarse una sunna del viaje del hajj. El Qadi `Iyad dice al respecto: “Visitar la tumba del Profeta, salla`Llahu `alayhi wa sallam, es una sunna entre los musulmanes respecto a la cual hay acuerdo. Es una virtud recomendada”. Si Makka es el crisol donde el hajji es purgado y purificado, Madina es un estanque de tranquilidad donde encuentra paz y refresco. Recuerden que fue en Madina donde la realidad social del Islam tomó primeramente forma, donde la justicia y la compasión del Din de Allah encontró su más perfecta expresión, la ciudad acerca de cuyos habitantes Allah mismo dijo: “Sois la mejor comunidad que jamás surgida de la humanidad” (3:110). Lo que estaba latente e implícito durante los largos y difíciles años en Makka, se realizó y se volvió explícito en Madina y una comunidad de seres humanos viviendo de acuerdo a las leyes de Allah por el seguimiento del ejemplo de Su Mensajero generó la mejor situación social humana que jamás haya existido sobre la superficie de la Tierra. La resonancia de esto es lo que emana de la tumba del Profeta, salla`Llahu `alayhi wa sallam, y aun penetra la ciudad que le dio la bienvenida e hizo posible que el Islam fuera implementado en su totalidad.
Uno no tiene que ir muy lejos para descubrir los beneficios espirituales de visitar Madina. Qué bendición podría ser mayor que ser saludado por el mismísimo Mensajero de Allah, salla`Llahu `alayhi wa sallam, como él mismo dijo que es lo que ocurre a todo aquel que le saluda en su tumba. En el famoso hadith de Abu Hurayra, radiya`Llahu `anhu, relatado por Ahmad, Abu Dawud y al-Bayhaqi, él dijo, salla`Llahu `alayhi wa sallam, “No hay nadie que me salude sin que Allah me regrese el espíritu de manera que yo pueda devolverle el saludo”. Y ciertamente hay muchos hajjis que experimentan algo de la dulzura de la presencia profética durante su estadía en Madina. De manera que así como el hajj lo impregna a uno de un gran sentido de la Divina presencia y fomenta el amor a Allah en el corazón, la visita a Madina abre el corazón a un gran amor por Su Mensajero y por extensión hacia toda la Umma del Islam.
Lo que esperaba hacer al hablar de estas cosas es, al basarme en mi propia experiencia y en la experiencia de otros con mucho mayor conocimiento y agudeza de comprensión que yo, indicar algo de la dimensión interna de los varios ritos del hajj. Pero al final, si bien tales indicaciones pueden abrir una puerta o dos a una más profunda apreciación del hajj, es solamente la propia degustación de los actos en sí mismos lo que realmente será de alguna utilidad para ti. Es sólo tu experiencia directa de los ritos del hajj lo que hará tu hajj, y tu hajj será inevitablemente tuyo de una única manera, totalmente diferente de la de cualquier otro, aun de la del que puede haber estado a tu lado la mayor parte del tiempo que estuviste allí. Esto es así porque el hajj es tanto un viaje interno como externo y, como hemos visto, es esta dimensión interna, la desconocida magnitud de esa exteriormente indefinible pero indispensable cualidad del taqwa que le das a todos los ritos que realizas, es eso y solamente eso de lo que depende a fin de cuentas la magnitud del beneficio que recibes del hajj y su aceptabilidad para Allah.
El Profeta declaró que una de las mejores acciones posibles para el ser humano era un hajj aceptado y se espera, por tanto, con devoción, que todos aquellos que vayan al mismo le pongan la fuerte intención y la cantidad de taqwa que necesitan para asegurarse de que su hajj será aceptado por su Señor. Si lo hacen, encontrarán una evidencia inmediata de ello en su propio ser. Encontrarán que sus corazones se han llenado de un amor imperecedero por Allah y Su Mensajero y todos los musulmanes, y se encontrarán determinados a dedicarse de allí en adelante a la tarea de ver el Din de Allah establecido al máximo posible en sus propias vidas y en las vidas de sus familias y de sus comunidades.
Terminaré con las ayats con las cuales Allah concluye la sura que Él dedicó a la institución del Hajj:
“¡Vosotros que creéis!: Inclinaos y postraos, adorad a vuestro Señor y haced el bien para que así podáis tener éxito. Haced jihad por Allah con el jihad debido a Él. Él os ha elegido y no ha puesto ninguna dificultad en la práctica de Adoración, la religión de vuestro padre Ibrahim; él os llamó antes musulmanes y aquí, para que el Mensajero sea testigo para vosotros así como vosotros lo sois para los hombres. Así pues, estableced el salat, entregad el zakat y aferraos a Allah. Él es vuestro Protector - ¡es un Protector Excelente, un Auxiliar Excelente!” (22: 77-78)
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