El arzobispo Dus visitó NORTE con motivo del cierre del Año de la Misericordia

En el marco del cierre del Año de la Misericordia -cuya lema fue “Misericordia Recibimos, Misericordia Damos”-, y también del cierre de la misión arquidiocesana que se desarrolló durante todo octubre y parte de noviembre, el arzobispo de Resistencia monseñor Ramón Dus visitó NORTE con el objetivo de dar a conocer cuáles serán los actos de clausura de estos dos importantes acontecimientos religiosos y, a la vez, convocar a la comunidad de la arquidiócesis de Resistencia a participar.

Mientras en Roma, con el cierre de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, Francisco concluirá el domingo -solemnidad de Cristo Rey- el Año de la Misericordia, en Resistencia el próximo sábado el arzobispo y todas las parroquias de la arquidiócesis celebrarán la solemne misa de clausura en la plaza central, previo cruce de la Puerta Santa que será preparada en la intersección de la avenida Alberdi con la Peatonal.

A partir de las 17 se desarrollará un encuentro masivo de todas las parroquias y movimientos eclesiales junto con el pueblo, que en procesión con sus distintivos y estandartes, desde distintos puntos de la ciudad de Resistencia, darán un clima de fiesta y alegría al cierre de este año que, cabe recordar, señaló monseñor Dus fue Francisco -convocado por el papa Francisco- para promover “revolución de la ternura”, la renovación espiritual, favorecer la reconciliación y realizar obras de caridad a favor de pobres y excluidos.

“Para que los católicos sean más conscientes de su misión de “salir al encuentro del otro” bajo el lema “Misericordia sentimos, misericordia damos. Francisco ha repetido en diversas ocasiones que quiere una iglesia que sea testigo de la misericordia de Dios”, recordó el arzobispo.

“Auscultar el corazón de los otros y sensibilizar nuestra mirada”

“Este salir al encuentro de los otros no significó salir a rastrear y acercar seguidores sino justamente y todo lo contrario, tuvo el sentido más profundo de acercarnos nosotros a los demás a escucharlos, escuchar y hacernos carne de sus realidades materiales y espirituales, de sus necesidades, de su carencias y sufrimientos”, puntualizó el arzobispo, que agregó, además, la importancia de auscultar cómo pasa Dios por la vida y el corazón de los otros, como se manifiesta en su corazón y en sus experiencias.

“No importa cuál sea su profesión religiosa, si evangélicos o católicos, importa cómo Dios se hace presente en cada uno de ellos, o en contextos más duros, como se hace presente su ausencia a la vez que una profunda búsqueda y necesidad de Él”, afirmó y agregó: “Por eso salimos a sensibilizar nuestra mirada, a descubrir por qué no se sienten acogidos por la Iglesia, para de ese modo comenzar un nuevo camino de encuentro con ese hermano necesitado de misericordia. Misericordia de Dios y misericordia nuestra”

“El Año Santo de la Misericordia nos invita a encomendarnos totalmente a la bondad del Señor. El buen Dios no se cansa nunca de perdonarnos. No nos cansemos tampoco nosotros de dirigirnos al Padre misericordioso, en particular en el Sacramento de la Confesión”, dijo el Sumo Pontífice, reiterando su anhelo de que el Jubileo de la Misericordia sea un tiempo de gracia y de renovación espiritual.

“Fue -concluyó monseñor Dus- una ocasión para descubrir que vivir como hermanos es una gran fiesta, la más hermosa que podamos soñar, la celebración sin fin que Jesús nos ha enseñado a cantar a través de su Espíritu”.

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