El arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Alfonso Delgado, presidió una misa en la Casa de Gobierno a la que asistieron el gobernador, las máximas autoridades y los trabajadores de la administración. El arzobispo pidió a los gobernantes honestidad, una mejor justicia y verdadera preocupación por la inseguridad que sufren los ciudadanos y las consecuencias del narcotráfico.
Como es tradición en la provincia, el arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Alfonso Delgado, presidió una misa en la Casa de Gobierno adelantando la celebración de la Navidad con el gobernador, las máximas autoridades y los trabajadores de la administración. En su mensaje, el arzobispo pidió a los gobernantes honestidad, una mejor justicia y verdadera preocupación por la inseguridad que sufren los ciudadanos y las consecuencias del narcotráfico.
Monseñor Delgado reflexionó sobre la pobreza material con la que José y María recibieron al Niño Jesús en la Navidad, al tiempo que destacó “la montaña de ternura”, el inmenso amor y la alegría en medio de las dificultades. Desde esta observación, invitó a pensar en todo el bien que los gobernantes pueden hacer con los limitados recursos, que “son fruto del esfuerzo y del trabajo de todo un pueblo”.
“En San Juan solemos escuchar una expresión: ‘¡Podemos!’. Con recursos limitados y con la firme decisión de servir y trabajar por lo mejor para una sociedad, podemos ayudar a edificar una provincia y un país”, consideró el arzobispo.
“¿Cómo se puede traducir esa ‘montaña de amor y de ternura’ a nuestra vida de dirigentes de la sociedad? Empecemos por la alegría de servir a la gente, trabajar por el bien de todos, caminar por la senda límpida de la verdad, sembrar paz, diálogo y entendimiento”, apuntó el prelado.
Monseñor Delgado también invitó a los políticos a “recorrer con la frente alta el camino de la honestidad”, sin dejarse atrapar “por el éxito efímero de cualquier tipo de corrupción”, y comprometerse para ser “verdaderamente justos” y “anhelar la mejor justicia posible”.
El arzobispo también pidió responsabilidad, eficacia y capacidad en el servicio, preocupación por la seguridad de los ciudadanos y las consecuencias del narcotráfico.
“¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los más pobres!”, agregó.
“En Navidad Dios se hace cercano y asume nuestra condición humana renovando los vínculos familiares y sociales. Mirando el pesebre, entendemos mejor el mandamiento supremo del amor”, observó el arzobispo.
Monseñor Delgado concluyó su reflexión con un fragmento de la Oración por la Patria: “Danos, Señor, la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz. Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda”
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