Arrestan al obispo de Xinxiang, siete sacerdotes y 10 seminaristas

Arrestan al obispo de Xinxiang, siete sacerdotes y 10 seminaristas

En solo dos días, casi todo el personal eclesiástico de la prefectura apostólica de Xinxiang quedó eliminado con un operativo de las fuerzas policiales de la provincia de Hebei, informa Asia News. Ayer 21 de mayo fue arrestado el obispo Mons. Zhang Weizhu; el día anterior habían detenido a siete sacerdotes y diez seminaristas.

 

Hoy es la fiesta de Nuestra Señora de Sheshan, Patrona de China, y el Papa ha tenido un recuerdo para los fieles chinos en esta ocasión, invitándonos “a acompañar con ferviente oración a los fieles cristianos en China, nuestros más queridos hermanos y hermanas, a quienes tengo en lo más profundo de mi corazón. Que el Espíritu Santo, protagonista de la misión de la Iglesia en el mundo, los guíe y ayude a ser portadores de la buena nueva, testigos de bondad y caridad, constructores de justicia y paz en su tierra”.

Pero en Pekín no parecen estar por la labor de que sean constructores de nada, a juzgar por las noticias que nos llegan del país. El 20 de mayo, a primera hora de la tarde, cerca de 100 policías de la provincia de Hebei – de Cangzhou, Hejian y Shaheqiao – rodearon el edificio que se utiliza como seminario diocesano en Shaheqiao (Hebei). En efecto, Xinxiang utilizaba como seminafio una pequeña fábrica propiedad de un católico de Hebei. La policía ingresó al edificio y detuvo a cuatro sacerdotes, profesores del seminario, y otros tres sacerdotes que realizan labores pastorales. Junto con ellos arrestaron a 10 seminaristas que asistían a clase en la fábrica.

Siguiendo las directivas del Nuevo Reglamento sobre actividades religiosas, se clausuró la fábrica y se detuvo al director de la empresa.

La prefectura apostólica de Xinxiang no está reconocida por el gobierno chino. Por esa razón todas las actividades de sacerdotes, seminaristas y fieles se consideran «ilegales» y «criminales».

Tras el allanamiento, los policías secuestraron todos los efectos personales de los sacerdotes y seminaristas.

Imaginamos que todos estos perseguidos por la fe están en el corazón del Papa, incluidos en esa ferviente oración, pero el hecho es que Su Santidad no ha hecho mención del caso, como suele hacer con otros abusos contra los derechos humanos en varias partes del mundo. Y en medio de esta tragedia pesa el pacto secreto del Vaticano con Pekín que, por parte de la Santa Sede, reconoció las órdenes de la “Iglesia Patriótica” controlada por el Partido Comunista, hasta entonces cismática, y admitió el ‘derecho de patronazgo’ del gobierno de Xi Jinping en el nombramiento de obispos. La contrapartida de Pekín, en cambio, cada día parece menos clara, como muestra este recrudecimiento de la persecución.

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