Considerado el cementerio más antiguo todavía en usos, el del Monte de los Olivos de la ciudad de Jerusalem sigue siendo constantemente atacado por vándalos árabes que arrojan piedras y bombas incendiarias a las tumbas. Recientemente destruyeron una gran cantidad de lápidas y algunas fueron quemadas. 

El ministerio de Asuntos Religiosos expresó su conmoción ante el hecho de que las fuerzas de seguridad abandonaran el lugar ante la proliferación de los ataques vandálicos. También sostiene que los judíos que desean visitar las tumbas de sus familiares tienen miedo de hacerlo. 

La seguridad del lugar corresponde a las fuerzas policiales jerosolimitanas, las que – según las fuentes consultadas por Arutz Sheva – han instalado un puesto de control policial en el lugar, pero hasta el presente no ha ayudado a detener los hechos vandálicos.