El desayuno se llevó a cabo en la sede de la AMIA ubicada en Pasteur 633 y frente al Monumento de Agan en recuerdo y homenaje a las 85 víctimas del atentado a la AMIA. La primera en hablar fue la embajadora del Estado de Israel en Argentina, Dorit Shavit, quien aseguró que este día era "un día de alegría, y si bien pasaron 67 años, Israel es un país maduro” y enfatizó que este nuevo aniversario de la independencia israelí no era una más ya que Israel "pasó un año difícil" tras el conflicto israelí-palestino que tuvo lugar en julio de 2014. En ese sentido, Shavit destacó que el "Gobierno argentino en aquel momento se comportó con responsabilidad". "Durante toda esa época mantuvimos relaciones, contactos y diálogos con la Cancillería, inclusive con el canciller [Héctor Timerman] para explicar lo que ocurría y no podemos olvidar que otros países de América del Sur, como Chile, Brasil, Perú decidieron convocar a sus embajadores [acreditados en Israel para que regresaran a su país] y Argentina no lo hizo. Argentina continuó dialogando con nosotros, y fue una cosa importante”, enfatizó. Otra de las cuestiones que la embajadora remarcó en su discurso como difíciles fue el acuerdo nuclear con Irán, en el que Israel está “En el ojo de la tormenta” pues mientras las potencias occidentales negocian un tratado sobre la capacidad nuclear iraní, sus líderes siguen afirmando que Israel debe desaparecer. Tras las oraciones del rabino a cargo del Gran Rabinato de la AMIA, Gabriel Davidovich, el presidente de la AMIA, Leonardo Jmelnitzky, manifestó que la independencia del Estado de Israel fue el iniciO de una nueva etapa en la milenaria existencia del pueblo judío, puesto que “era un derecho y el exterminio masivo ocurrido pocos años antes había sido el episodio más vergonzante en la historia de la humanidad”.  Sin embargo, destacó que esa situación revirtió “para peor” como consecuencia del cambio de composición en la ONU, donde las “naciones del tercer mundo se convirtieron en el bloque dominante e incluyeron muchos países árabes e islámicos, lo que cambió la relación de fuerzas en estas organizaciones que se convirtieron en elementos de ataques a Israel”, al punto de que remarcó que el 75 por ciento de las resoluciones referidas a un país específico fueron destinadas a reprochar a Israel. “Internacionalmente, se consideró a Israel como el peor país del mundo o el más fácil de agredir diplomáticamente mientras ignoraban los manifiestos desastres en Derechos Humanos ocurridos en otros paises. Israel siempre es juzgada por una norma diferente, con una doble moral. En un contexto como el que estamos describiendo no es de extrañar que los grupos terroristas comenzaran a ser considerados como combatientes por la libertad, que las dictaduras orientales, laicas o religiosas, fueran comparadas con los regímenes democráticos, y consideradas con iguales legitimidad que estos. Israel pasara de ser vista como un proyecto ejemplar que tenía que ofrecer mucho a la humanidad, como un estado imperialista y depredador”, lanzó el presidente de la AMIA. En ese sentido, y sumado a un crecimiento del antisemitismo en Europa, Jmenitzky consideró que “Israel vuelve a ser el lugar de los judíos sin lugar”, y que si bien los momentos que está pasando Eretz Israel son difíciles, los mismos han de ser sobrellevados como ocurrió históricamente. Todos los asistentes al evento entonaron Hatikva y pudieron compartir una falafeada, entre ellos, los miembros de la representación diplomática israelí acreditados en la Argentina, el Titular de la SIGEN, Daniel Reposso; lel presidente de la DAIA, Julio Schlosser; el titular de la OSA, Danny Lew; el presidente de FESERA, Osvaldo Sultani. También estaba el titular de KKL, Adolfo Filarent y el de FACCMA, Javier Veinberg. Además, participaron del encuentro, directivos y dirigentes de las instituciones que conforman la comunidad judía organizada, como Guillermo Borger, ex presidente de la AMIA; Jorge Kirshenbaum, ex presidente de la DAIA y Manuel Junowicz, ex presidente de la OSA.