La acogida que trae fruto

La acogida que trae fruto

En el Ángelus el Pontífice comenta la parábola del sembrador.

 

En la parábola del sembrador «Jesús efectúa una “radiografía espiritual” de nuestro corazón, que es el terreno sobre el que cae la semilla de la Palabra»: lo dijo el Papa en el Ángelus del 16 de julio, comentando el Evangelio dominical (Mateo 13, 1 -23) para los fieles presentes en la plaza de San Pedro. Al respecto explicó que el corazón humano «como un terreno puede ser bueno y entonces la Palabra trae fruto», pero «puede ser también duro, impermeable» y entonces la Palabra «rebota como en un camino».

Pero entre estas dos realidades Francisco identificó otros «dos terrenos intermedios». El primero es el «pedregoso, por lo que la semilla germina, pero no consigue echar raíces profundas. Así es el corazón superficial, que quiere rezar, amar y dar testimonio, pero no persevera, se cansa y no “despega”». En resumen es «un corazón sin profundidad, donde las piedras de la pereza prevalecen». El segundo sin embargo es el terreno «espinoso, lleno de zarzas que asfixian a las plantas buenas». Y aclaró el Pontífice con una imagen eficaz, a menudo «las zarzas son los vicios que se pelean con Dio» sofocando «la presencia». Como «los ídolos de la riqueza mundana, el vivir ávidamente por el poder»: los cuales se cultivan sofocando el crecimiento de Dios «en nosotros». De aquí la recomendación conclusiva del Papa para encontrar «el valor de hacer una buena recuperación del suelo, una bonita recuperación de nuestro corazón, llevando al Señor en la Confesión y en la oración nuestras piedras y nuestras zarzas».

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