“La Iglesia debe llegar a la gente con un lenguaje renovado, que evite juicios negativos y se haga cargo de las dificultades de las personas”, afirman los obispos. Los 270 padres sinodales dedicarán esta semana a profundizar sobre la vocación matrimonial y el papel de los padres en la educación de los hijos. Como guía para este trabajo seguirán los puntos correspondientes de laInstrumentum Laboris, del 38 al 68.
El próximo viernes 16 de octubre se harán públicas las conclusiones con propuestas para enriquecer el documento final del sínodo, que se presentará a votación el sábado 24. Dos días antes, los padres sinodales contarán con un borrador para sugerir las últimas modificaciones.
Durante esta semana se profundizará en tres temas concretos: familia y pedagogía divina, familia y vida de la Iglesia y familia y camino hacia su plenitud. Se reflexionará sobre el estilo de vida familiar (permiso, gracias y perdón), sobre la familia como imagen de la Trinidad, la pastoral concreta para las parejas que conviven establemente, y se analizará el apoyo a las familias heridas y frágiles, ayudar a alcanzar la plenitud para los divorciados en una nueva unión civil, matrimonios en crisis y el miedo de los jóvenes a casarse.
Lenguaje de inclusión y misericordia
Durante la primera semana del sínodo, un gran número de padres sinodales que ya han intervenido en el aula, señalaron que la familia vive en el contexto de una nueva revolución cultural y allí, la Iglesia necesita llegar con un lenguaje renovado. Ese lenguaje ha de construirse sobre dos ejes: la inclusión y la misericordia. Un lenguaje de inclusión, que evite los juicios negativos sobre personas o situaciones y que respete a las personas en su ser más profundo. Un lenguaje que tenga como fundamento la misericordia, es decir, una forma de hablar que salga al encuentro del alejado, que se haga cargo de sus dificultades y que le lleve a la verdad.
No se trata de un problema lingüístico, de vocabulario, sino de una nueva forma de referirse a la mujer y al hombre de hoy, para ser capaz de dialogar con la humanidad actual. Así se podrá hacer más atractivo el mensaje de la Iglesia y dialogar con un mundo distinto. Al mismo tiempo, la Iglesia podría recuperar su voz en la sociedad postmoderna. “Si se pierde el contacto con la cultura, el cristianismo corre el riesgo de convertirse en un gueto”, señaló un padre sinodal.
Trece grupos de trabajo
Otra de las conclusiones de los trece grupos de trabajo en los que se dividieron los padres sinodales, - conocidos como círculos menores que se agrupan por idiomas- y que profundizaron la primera semana sobre los múltiples desafíos que afrontan las familias, fue evitar el discurso catastrofista y afrontar en positivo la temática familiar, pues son todavía muchas las familias cristianas que viven heroicamente su fe, en una cultura cada vez más alejada de los valores cristianos.
Así, los grupos de lengua hispana se preguntaron los motivos por los que la Iglesia no ha sabido ayudar eficazmente a muchas de las familias que atraviesan momentos de dificultad. Una posible solución, proponen estos obispos, es crear una red de familias que, como “agentes pastorales” tengan las herramientas para formar a otras familias. Los padres latinoamericanos por su parte, condenaron específicamente la imposición de la ideología de género.
Unos 60 padres sinodales de lengua italiana propusieron una nueva pastoral para los inmigrantes y también añadir la prostitución, la violencia sexista, la selección genética o la explotación infantil a la lista de “nuevas formas de pobreza”. El único grupo de estudio alemán reafirmó que lasfamilias son las piedras que construyen la Iglesia y, por tanto, un esmerado cuidado pastoral repercute en todo el edificio. Es la opinión de estos obispos que piden, además, examinar la familia desde el Evangelio sin fijarse sólo en los obstáculos de la cultura actual.
Los padres de lengua francesa propusieron a la asamblea del sínodo una doble amplitud de horizontes: ir más allá de los problemas propios de Occidente y analizar los desafíos de la familia con los ojos de la fe, teniendo en cuenta las particularidades culturales de cada lugar de origen. Como nota característica, uno de los grupos profundizó en el papel de la mujer en la Iglesia y en la sociedad.
Los padres sinodales de lengua inglesa propusieron que en la redacción final del documento aparezcan primero las fortalezas, la belleza y la trascendencia de la vocación matrimonial y hablar de la castidad en positivo en un mundo hipersexualizado. La Iglesia debe descubrir los puntos de la cultura postmoderna que podrían hacer lucir de nuevo el Evangelio. Al mismo tiempo debe centrarse en los problemas “reales” de las familias: el desempleo, el coste de la vivienda, la falta de tiempo para la vida familiar, los altos gastos que supone cada hijo, etc., según informa iglesiaendirecto.com.
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