Fue en la procesión por el Día de la Inmaculada Concepción de María, en la madrugada de ayer.
La fe fue el estandarte de las más de 7.500 personas. Los pañuelos en alto y los incansables aplausos y cantos hicieron que fuera imposible contener la emoción. Sumado a esto, la alegría contagiosa de la gente, que superó sus obstáculos para estar presente, convirtieron en una verdadera fiesta la procesión por el Día de la Inmaculada Concepción de María, que fue ayer en la madrugada. Hubo personas que llegaron desde varios departamentos caminando, en silla de ruedas, muletas y hasta con sus bebés durmiendo en los brazos.
Todo fue válido y nada limitó a los peregrinos que acompañaron la imagen de la Virgen sin perder el entusiasmo. Carmen Nievas, es de Chimbas y junto a sus 4 hijas llegó caminado hasta el Colegio Santa Rosa, que es desde donde partió la procesión, hasta Concepción. ‘No teníamos dinero para venirnos en un remis y a esta hora no hay colectivos, pero no podía fallarle a la Virgen. Salimos caminando como a las 3‘, dijo la mujer, que hizo toda la peregrinación junto a una pareja de Rawson que pasó por la misma situación.
Rosalba Trigo, Zulema González y Gladys López, son tres jubiladas de Rivadavia y desde hace 30 años participan de esta procesión. ‘Yo no puedo caminar sola, me tengo que ayudar con el bastón. Además, una de mis compañeras me sostiene del otro lado‘, dijo Rosalba, que con 72 años hizo toda la caminata sin descansar. Al igual que ellas hubo muchos feligreses que tuvieron que superar obstáculos para estar presentes en el festejo que ya es un clásico entre los católicos.
Antes de las 4,30, el calor de los fieles se pudo sentir en los alrededores de la Capilla del Silencio, en el colegio Santa Rosa. Sentados en el cordón de la vereda, sobre el pavimento o en los banquitos plegables que ellos mismos llevaron esperaron el comienzo de la procesión. Todos con botellas de agua y algunos hasta con paraguas, a pesar de que el cielo estuvo estrellado. Es que, años anteriores la lluvia fue una de las protagonistas de la caminata.
A las 5,15 arrancó el paso de los fieles y una hora más tarde los alrededores de la plaza de Concepción, estuvieron copados. Con el Sol iluminando la mañana el calor comenzó a pasar factura, sin embargo todos siguieron en mismo lugar. Nadie quiso perderse la primera misa y por eso fue imposible caminar de la cantidad de gente que ocupó todos los rincones.
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