Un taller que promete: “Espiritualidad islámica aplicada a los nuevos tiempos”

Un taller que promete: “Espiritualidad islámica aplicada a los nuevos tiempos”

¿Cómo piensa un sufí? ¿Por qué los maestros sufis, aún en la desgracia, sonríen? ¿Y cómo es que las tariqas sufis, a 1400 años, están más activas que nunca?

El Instituto Islam para la Paz, brindará un seminario on line abordando la mística islámica como nunca se la contó. El taller “Ser sufí. Espiritualidad islámica aplicada a los nuevos tiempos” consiste en dos encuentros vía Zoom con vacantes limitadas e interesados que lo seguirán desde Nueva York, Barcelona, Granada, Patagonia y México DF.

Para el seminario, el instituto convocó como instructor a Abdul Wakil Cicco, periodista creativo y transgresor, representante del sufismo naqshbandi, y autor de “Rock and roll islam”, un libro elogiado y reproducido por referentes del mundo islámico en Argentina, Irán, Francia y España.

“No será un taller de erudición, pues no soy un erudito”, aclara Abdul Wakil Cicco. “Este es un seminario didáctico, entretenido y apto para todo público con el fin de entender cómo pensamos y actuamos los sufis. Y, sobre todo, degustar en carne propia las prácticas más movilizantes del camino”.

-¿A quién está dirigido el curso?

-A cualquier buscador. A todo aquel que está descontento con su vida. A aquellos que la pandemia les desarmó todo y aún no saben en dónde poner las prioridades. A todo aquel que intuye que hay algo más que ni los medios, ni la sociedad, ni Google, les dan respuesta. Hay una diferencia entre deseo y anhelo. Uno desea lo que ve o escucha, lo que puede palpar. Sin embargo, cuando cumple el deseo se da cuenta que hay algo que sigue insatisfecho. Un apetito más profundo. Y ese es el anhelo: una sed que va más allá de los cinco sentidos. Si no le prestás atención, vas a vivir toda tu vida con una sensación de vacío y sin sentido. Escuchar el anhelo es el punto de partida del sufismo.

-¿Por qué dice que las tariqas sufis están más vivas que nunca?

-Porque hay muchos maestros increíbles en actividad. Hay grupos sufis diseminados por todo el mundo, que aplican prácticas intactas de hace 1400 años. ¿Y sabe una cosa? ¡Esas prácticas funcionan! Lo que sucede es que el sufismo, en Occidente, al igual que todo el mundo islámico, nos parece lejano, bizarro e incluso peligroso. Pero está más cerca de lo que pensamos.

-¿Nos puede anticipar algo del taller “Ser sufí. Espiritualidad islámica aplicada a los nuevos tiempos”?

-Se trata de mística aplicada. Es decir, no son teorías para repetir como loro y luego poner frases brillantes en el muro de Facebook. Son herramientas que todos pueden aprender y poner en funcionamiento en sus vidas. Si leés las redes, todo el mundo parece iluminado y sabio. Sin embargo, cuando salís a la calle, ¡están más perdidos que nunca! ¿Qué es lo que sucede? La gente no tiene guía. Está toda la información ahí, servida en las redes, pero la gente no sabe ordenarla ni cómo aplicarla. Y sobre todo, la gente hoy en día no tiene propósito. Sabe de qué trata la nueva temporada de Dark, en Netlfix. Pero no sabe cuál es el objetivo de su alma. Ni para qué está acá en el mundo.

-¿Cómo puede ayudar la espiritualidad islámica al hombre actual?

-Ayuda en todo. El islam no es una religión. Es un camino holístico que lo integra todo. No deja nada librado al azar. Después de buscar en infinidad de caminos espirituales, descubrí que el islam, y la mística islámica que es la que yo practico, es el camino más eficaz que existe. Y está diseñada para el hombre de hoy. ¡El islam es el iphone de los caminos espirituales! Pero claro, en Occidente, es el camino con el peor marketing. Por eso, si tenés prejuicios, te quedás afuera. Ahora bien, si intuís que los que atacan al islam, tienen una intención oculta para que la gente no se acerque a este camino, entonces, estás listo para dar el primer paso. La puerta de entrada al islam es amplia y muy sencilla de atravesar. Pero sólo acepta gente determinada.

-¿El taller es arancelado?

-El Instituto Islam para la Paz se financia con sus talleres. Así que, el taller tiene un costo simbólico. Ahora bien, en honor a mis maestros que nunca me han cobrado un centavo por brindarme sus conocimientos, mis ingresos como instructor los donaré, si Dios quiere, en caridad. Yo trabajo de periodista. Y doy clases de escritura creativa. Allí obtengo mi paga. Este seminario, en cambio, lo hago para difundir el camino que cambió mi vida para siempre.

Consultas e inscripciones: [email protected]

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