La sensación de inseguridad persiste entre los judíos en Francia

La sensación de inseguridad persiste entre los judíos en Francia

La inquietud persiste entre los judíos de Francia, a pesar de las fuertes medidas de seguridad con que retomaron su vida comunitaria, tras la sangrienta toma de rehenes de hace casi un año en un supermercado kósher de París.

"Ya no me siento segura aquí. En tanto que judíos, somos un blanco privilegiado, en un país que en sí mismo es un objetivo" de los yihadistas, confía Noemie, de 27 años, que sobrevivió a la toma de rehenes sucedida dos días después del atentado contra Charlie Hebdo.

El 9 de enero de 2015, Noemie estaba haciendo compras para su abuela cuando el yihadista Amedy Coulibaly irrumpió en el Hyper Cacher, armado. Mató a cuatro personas antes de ser abatido en el asalto policial.

Era viernes, día de fuerte afluencia a pocas horas del sabbat. El ataque antisemita más sangriento de los últimos 30 años en Francia junto al atentado contra una escuela judía del suroeste en 2012 marcó profundamente a la comunidad judía.

"He necesitado seis meses para volver aquí", confía Samuel, de 24 años, en el Hyper Cacher completamente renovado.

"Hay un antes y un después, ahora sabemos que nos pueden matar yendo a comprar o caminando por la calle", afirma.

Si algo reconfortó al medio millón de judíos residentes en Francia -el mayor número en Europa-, fueron las manifestaciones del 11 de enero en un homenaje conjunto a las víctimas del supermercado y de los 12 muertos en el atentado contra la redacción del semanario satírico Charlie Hebdo.

"El 11 de enero, se vino abajo el muro de indiferencia que había erigido la sociedad civil", se congratuló el gran rabino de Francia, Haim Korsia, interrogado por la AFP. "Pese a un trauma duradero, la vida retomó su curso con el sentimiento de una fraternidad reencontrada", añadió.

 

En efecto, en las manifestaciones de solidaridad de enero, algunos judíos dijeron observar lo que les hubiese gustado ver después de otros ataques antisemitas en Europa, como el de la escuela de Toulouse (sur de Francia) o contra el museo judío de Bruselas en 2014, ambos con un saldo de cuatro muertos.

Los judíos se han acostumbrado a la presencia, tranquilizadora e impresionante a la vez, de soldados apostados frente a las más de 700 sinagogas, escuelas judías y centros comunitarios de su colectividad en Francia.

Pero el despliegue no ha logrado calmar la inquietud ni hacer bajar las cifras de actos antisemitas. Tras duplicarse en 2014, la tendencia al alza se confirmó entre enero y mayo (+84% respecto al mismo periodo de 2014).

Aunque la inseguridad no es el único motivo, la emigración de los judíos a Israel registró en 2015 un récord por segundo año consecutivo, con casi 7.900 partidas.

"Nadie puede condenar" a quienes quieren partir a Israel, "pero su lugar está aquí", afirmó el primer ministro Manuel Valls, sumándose a los llamamientos a los judíos para que permanezcan en Francia.

En el Hyper Cacher, los clientes desean "retomar una vida normal". "Nos lo pensamos dos veces antes de venir, pero cuando vemos todo el dispositivo de seguridad, nos sentimos más o menos protegidos", afirma Deborah, de 29 años.

El próximo sábado habrá una congregación frente al supermercado, convocada por las grandes organizaciones judías, en memoria de todas las víctimas de los atentados de hace un año.

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