Al concluir su Asamblea 2017, la Conferencia Argentina de Religiosas y Religiosos (Confar) expresó en un mensaje su deseo de “vivir al lado y en medio” del pueblo.
Pidieron perdón a las víctimas de abusos, por ¨el daño y el sufrimiento que algunos hermanos nuestros les han ocasionado¨, y por los momentos en los que no estuvieron “presentes, al lado de los que más sufren”. También se comprometieron a “seguir escuchando sus gritos y esperanzas en el ritmo de una vida palpitante que clama cuidado y nos exige vivir con ojos abiertos, corazón sensible y manos prontas”.
La Conferencia Argentina de Religiosas y Religiosos (Confar) expresó en un mensaje su deseo de “vivir al lado y en medio” del pueblo y pidieron perdón a las víctimas de abusos, por "el daño y el sufrimiento que algunos hermanos nuestros les han ocasionado", y por los momentos en los que no estuvieron “presentes, al lado de los que más sufren”.
En el mensaje final de la Asamblea 2017 de la Confar, que se realizó del 16 al 19 de mayo en la casa de ejercicios El Cenáculo-La Montonera, de Pilar, las religiosas y religiosos dijeron haber escuchado los “clamores” de la trata de personas, la violencia de género, la corrupción, la impunidad, la situación de los docentes, la violencia ejercida por la policía sobre los jóvenes, el flagelo del narco y las adicciones, los suicidios juveniles, la conculcación de los derechos de los habitantes originario, el drama de los pueblos afectados por los embates de la naturaleza y de la ausencia del Estado, y el dolor de los privados de libertad, a veces injustamente, y en condiciones infrahumanas.
“Por eso nos comprometemos a seguir escuchando sus gritos y esperanzas en el ritmo de una vida palpitante que clama cuidado y nos exige vivir con ojos abiertos, corazón sensible y manos prontas. Queremos estar presente en sus sufrimientos y acompañarlos en todas sus luchas anunciando y denunciando para una vida más digna”, subrayaron.
“También queremos dar gracias porque aun siendo pocos, pequeños y vulnerables en distintas partes de nuestra patria nos regalan Uds. la posibilidad y el privilegio de caminar juntos haciendo crecer la Vida”, agregaron, y concluyeron: Nos sentimos obligados/as por la fidelidad al Dios de la Vida que se hizo uno de nosotros/as y ha venido para que todos tengan Vida y Vida en abundancia”.
Texto del mensaje final
Los/as Religiosos/as de Argentina, reunido como Asamblea de Confar, con el lema que nos anima: “Salgamos, a prisa, al encuentro de la vida que clama” queremos manifestar nuestro deseo y voluntad de vivir al lado y en medio de nuestro pueblo, del que somos parte.
Queremos pedir perdón a las víctimas de abusos, por el daño y el sufrimiento que algunos hermanas/os nuestras/os les han ocasionado. Esto exige de nosotros/as: reconocimiento, arrepentimiento y reparación por el daño provocado, para que seamos digno/as de recibir su perdón.
Queremos también pedir perdón por los momentos en los que no estamos presentes, al lado de los que más sufren. En estos días hemos escuchado los clamores de:
La trata de personas
La violencia de género
La corrupción
La impunidad
La situación de los docentes
La violencia ejercida por la policía sobre los jóvenes.
El flagelo del narco y las adicciones
Los suicidios juveniles
La conculcación de los derechos de los habitantes originarios
El drama de los pueblos afectados por los embates de la naturaleza y de la ausencia del Estado
El dolor de los privados/as de libertad, a veces injustamente, y en condiciones infrahumanas.
Por eso nos comprometemos a seguir escuchando sus gritos y esperanzas en el ritmo de una vida palpitante que clama cuidado y nos exige vivir con ojos abiertos, corazón sensible y manos prontas. Queremos estar presente en sus sufrimientos y acompañarlos en todas sus luchas anunciando y denunciando para una vida más digna.
También queremos dar gracias porque aun siendo pocos, pequeños y vulnerables en distintas partes de nuestra patria nos regalan Uds. la posibilidad y el privilegio de caminar juntos haciendo crecer la Vida.
Nos sentimos obligados/as por la fidelidad al Dios de la Vida que se hizo uno de nosotros/as y ha venido para que todos tengan Vida y Vida en abundancia.
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