Preocupación de la Iglesia por la reforma del Código Civil

Preocupación de la Iglesia por la reforma del Código Civil

El obispo auxiliar consideró que el proyecto que se analizará pone en juego a “los niños, la familia, la dignidad de la mujer y la vida”. 

Frente al inminente tratamiento en el Congreso Nacional del proyecto de reforma al Código Civil (está previsto para hoy), el obispo auxiliar de la Diócesis de Santiago del Estero, monseñor Ariel Torrado Mosconi, consideró que “no podemos mantenernos ajenos y paralizados cuando lo que está en juego son los niños, la familia, la dignidad de la mujer y la vida”.

El prelado analizó entre los puntos más conflictivos que podrían ser sancionados, que “en materia de adopción, no privilegia el interés superior de los niños, que consiste en tener un padre y una madre unidos en matrimonio. La adopción debe tener en mira ese interés integral de los niños, y no el deseo de los adultos”.

“Una sociedad que no privilegie los derechos e intereses de los niños por sobre los de los adultos se empobrece socialmente. Los adultos, ante los niños, tenemos más obligaciones que derechos. Un hijo es un don, no un derecho”, enfatizó.

Matrimonio

También puntualizó que el Código “debería tener la valoración de la familia fundada en el matrimonio, como relación estable del varón y la mujer. Teniendo presente que no a cualquier relación humana se la puede llamar matrimonio. La familia es una institución que por su riqueza e historia es un bien que es garantía para la sociedad”.

“El código debería respetar la concepción de familia que tiene profundas raíces en todo el pueblo argentino. En la reforma propuesta el único matrimonio discriminado es el estable y fiel, mientras se propone una caricatura de unión que podría hasta acordar no compartir la misma casa, ni los bienes gananciales y la ruptura del mismo queda reducido a un mero trámite exprés”, lamentó.

Mujer denigrada

También cuestionó que la reforma había propuesto “una cuestión denigrante para la dignidad de la mujer ya que legitimaría el alquiler de vientres, lo cual sometería a las mujeres pobres a una verdadera cosificación de sus cuerpos”.

“Además, cualquier mujer embarazada puede atestiguar del vínculo que se establece durante los meses de gestación entre el niño y su madre que lo lleva en su seno. Pensemos en la atrocidad que sería arrebatar a ese niño después del parto de los brazos de la mujer que lo llevó durante nueve meses en su seno”, amplió.

“La reforma no considera persona a los embriones no implantados, dejándolos sin derechos, con el peligro que se los utilice como mero material que puede ser descartado o comercializado”, analizó finalmente el prelado.

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