Precio de Beato: En venta la casa de Romero

Precio de Beato: En venta la casa de Romero

Medio millón de dólares pide la Cooperativa que la compró a la familia en 1976, cuatro años antes del asesinato

Por Alver Metalli

Los negocios son negocios, incluso en El Salvador, incluso cuando está de por medio un beato, y no cualquier beato. Por eso la propiedad donde se encontraba la casa natal de monseñor Romero en Ciudad Barrios, departamento de San Miguel (al este del país) subió sideralmente de precio y busca un comprador. En realidad ya hay un cliente, la Iglesia local, y tras ella la Iglesia de El Salvador. Pero los propietarios del inmueble piden una cifra exorbitante, más de medio millón de dólares, y por el momento las tratativas no avanzan hacia el resultado esperado.

El inmueble tiene una superficie de 336 metros cuadrados con una costrucción de tres plantas con paredes de cemento; en la fachada hay 18 ventanas y una puerta metálica en la entrada de planta baja, donde funciona un banco. El hermano menor de monseñor Romero, Gaspar, explica que la casa original no era lujosa. “ En la parte de arriba estaba la sala principal y el dormitorio, al ir bajando había un cuarto al que llamábamos mediagua (entrepiso, ndt) y donde dormíamos los hermanos mayores. En la parte de abajo había una caballeriza donde teníamos a los bueyes y a los caballos para que durmieran bajo techo. Había un jardín y teníamos limoneros y flores y ahí andábamos corriendo y jugando”.

Los compradores y actuales propietarios del edificio son otro capítulo de esta historia que se está complicando cada vez más. Desde 1976 pertenece a la “Cooperativa de Cafetaleros” de Ciudad Barrios, quien la adquirió a la familia Romero un año antes de que el sacerdote fuera ordenado obispo de San Salvador y cuatro antes de su asesinato, perpetrado el 24 de marzo de 1980. En este solar, ubicado en el cruce de dos calles importantes, Romero nació y vivió hasta los 13 años, cuando entró al seminario de San Miguel dirigido por sacerdotes claretianos. Allí vivió toda la familia –recuerda Gaspar Romero-, sus padres y otros siete hermanos. En los años ’70 fue alquilada y se vendió en 1976 a la Cooperativa de productores de Café, que la reestructuró convirtiéndola en un edificio de tres pisos. La planta baja fue alquilada a una institución bancaria (Banco Hipotecario) y los dos pisos superiores actualmente están deshabitados.

El diario El Faro de El Salvador comprobó en el Registro de la propiedad que la cooperativa pagó 15 mil colones (poco más de 1700 dólares al cambio actual) por un terreno urbano de 336 metros cuadrados en el centro de Ciudad Barrios. Casi 40 años después, con muchas remodelaciones en el medio, la misma cooperativa quiere vender la construcción a medio millón de dólares. Dos semanas atrás, refiere El Faro, en el curso de una asamblea general de los socios de la cooperativa, el párroco del lugar, Marlon Gómez, leyó una carta donde se solicita a la cooperativa que done la casa a la Iglesia o se la venda a “un justo precio”. Cuál sería el monto de éste último fue el tema de la animada discusión que se planteó entre socios y miembros de la comunidad. Para el presidente de la cooperativa, Próspero Trejo, la casa debe ser vendida y no donada, porque la cooperativa ha sufrido grandes pérdidas en la cosecha de 2014. El valor del inmueble –declara- supera los 500 mil dólares. En Ciudad Barrios, con poco más de 25 mil habitantes según el último censo, algunos hacen notar que el precio es desproporcionado, entre otras cosas por los elevados índices de inseguridad que se registraron en los últimos tiempos debido a que la ciudad “coexiste desde hace varios años junto a más de 2500 reos, pandilleros todos, pertenecientes a la Mara Salvatrucha-13, una de las organizaciones criminales más peligrosas del planeta, según el FBI”. Pero por el momento Próspero Trejo no quiere escuchar razones e hizo saber que le gustaría que la propiedad “quede en manos de la parroquia”, pero que podría haber otras opciones. Por ejemplo, que terceros ofrezcan un “precio adecuado” y prometan donarla a la Iglesia Católica –advierte astutamente. “Cuanto antes la vendamos, mejor”, declara el presidente de la Cooperativa de productores de café del pueblo natal de Romero. No sirve de nada hacerle notar que otras propiedades de características similares, en el centro de la ciudad, cuestan entre 125 mil y 250 mil dólares y que el monto que pide la cooperativa es el doble del valor de construcciones de esas dimensiones en centros mucho más importantes e incluso lujosos del país.

También corren rumores, que el diario salvadoreño reproduce puntualmente, sobre el destino que podría tener la casa si no se vende a la Iglesia. Por ejemplo, que “una familia proveniente de Estados Unidos quiere comprarla y poner una sorbetería” o que otros inversores están interesados en esa esquina para construir una sucursal de la cadena Súper Selectos. Por último hay una versión “más nostálgica” según la cual la Fundación Romero, creada por el vicario del obispo asesinado, monseñor Ricardo Urioste, tendría la intención de demoler el edificio actual para construir una réplica fiel de la casa  original, resistente al tiempo.

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