Por Lucía González

El museo de la empresa Automotor SA guarda el papa móvil que utilizó el Santo Padre durante su visita, con apenas 122 km de uso.

El vehículo quedará de forma definitiva en Artigas 1921, entre más de 30 móviles de colección. El transporte papal fue adaptado en el taller de la empresa con 9 mecánicos que trabajaron arduamente durante 50 días sin descanso, sin feriado y sin domingo unas 14 horas diarias y quedó listo 15 días antes de lo esperado.

El gerente de servicios, Samuel Piccinini, contó a La Nación que el vehículo fue hecho conforme a las especificaciones, catálogos y videos enviados desde el Vaticano y de Isuzu Motor, que fueron guías para todo el plantel.

“No fue un creación nuestra porque tuvimos mucha información que nos facilitó realizar el trabajo. Durante las tareas tuvimos frecuentes visitas de la gente de la seguridad del Papa, además de la comunicación diaria a través del Whatsapp con dos personas, que son muy cercanas al Papa, el Dr. Domenico Giani, ‘la sombra del Papa’ y su chofer, Fabricio Jacobelli, quienes se comunicaron en Español y a veces en italiano para mostrar paso a paso cómo iba quedando el papa móvil y los ajustes que ellos deseaban”, refirió Piccinini.

Explicó, además, que los gastos fueron absorbidos en su totalidad por la empresa. “El costo del vehículo para una venta convencional es de US$ 47 mil, suma que se adhirió a los preparativos de la adecuación que costó G. 80 millones. Al vehículo acompaña hasta ahora la silla móvil, única en su característica por la diferencia entre los demás papa móviles que utilizó el Papa, por ser giratoria”, contó.

“Ellos nos enviaron los banderines, las placas SCV1, que significa la Santa Ciudad del Vaticano y los escudos que estaban en los laterales, hechos de bronce. Fueron las tres cosas que nos enviaron por maletín diplomático para que podamos colocar en el vehículo. El resto fue hecho por nosotros a excepción del sillón, fabricado por Impacto”, comentó.