Si bien los historiadores consideran esta fecha como el inicio formal de la Shoá, desde el punto de vista del análisis histórico podemos aseverar que la misma comenzó en forma gradual desde que el mundo se permitió mirar para otro lado ante el creciente cercenamiento de los derechos individuales y colectivos para con los judíos, en particular, y otras minorías, en general, a lo largo del tiempo.

Aquí en nuestro país tenemos un prólogo de la constitución que establece la bienvenida “a todos los hombres del mundo que deseen habitar el suelo Argentino” y en su artículo 14 establece “la libertad de culto” como muestra de compromiso para generar un ambiente en el que como judíos y otras minorias podemos plasmar nuestra identidad en libertad.

Aquellos que padecimos como colectivo la persecución tenemos una doble responsabilidad de mantenernos alertas y denunciando todo avasallamiento que constituya opresión y hostigamiento por parte de cualquier sector hacia cualquier otro.

Tenemos la responsabilidad de solidarizarnos con quien la padece por nuestra triste experiencia y tenemos la obligación moral de levantar las banderas de la memoria en nombre de tantos que dieron tanto para que hoy nosotros podamos expresar nuestra identidad libremente. 

Y por último, transmitir de generación en generación lo vivido y el valor de la rebeldía, valor que se constituye un pilar indiscutible del pueblo judío a lo largo de la historia.

En el aniversario de la Kristallnacht exhibo mi judaísmo con orgullo, como lo hago siempre en donde me toque estar, pero en fechas como esta en la que recuerdo lo que padecieron nuestros ancestros, redoblo mi compromiso de defender aquellos valores que nos dan identidad como colectivo y de los que tan orgulloso me siento. Que aquellos que perecieron en la Shoá descansen en paz y sepan que somos muchos los judíos que nos levantamos cada día a honrar su lucha.