Obispos y teólogos europeos reflexionan con libertad sobre el matrimonio y la familia

Obispos y teólogos europeos reflexionan con libertad sobre el matrimonio y la familia

Entrevista con la biblista Anne-Marie Pelletier, al margen de la jornada de estudio en la Pontificia Universidad Gregoriana, promovida por las Conferencias Episcopales de Alemania, Suiza y Francia

«Si, al final del Sínodo, la Iglesia sigue afirmando lo que siempre ha dicho, sería un fracaso». Este es el sentido del debate teológico que se llevó a cabo ayer en la Universidad Gregoriana de Roma, en la iniciativa de las presidencias episcopales de Francia, Alemania y Suiza. Con gran libertad de palabra, confirma la biblista francesa Anne-Marie Pelletier, se afrontó el tema de la pastoral del matrimonio y de la familia en vista del próximo Sínodo de los obispos. Con un equipo de expertos, el debate teológico se concentró en la acogida en la Iglesia de los divorciados que se han vuelto a casar a la luz de las Sagradas Escrituras, pero también desde el punto de vista de la moral. Se aludió, aunque brevemente, a la acogida de las parejas del mismo sexo estables y fieles. Según Anne-Marie Pelletier, ganadora del Premio Ratzinger del año pasado, este encuentro afrontó «el riesgo de la novedad» en la «fidelidad a Cristo».

Profesora, Anne-Marie Pelletier, ¿cómo vivió este día de trabajo, este diálogo entre obispos y teólogos ? 

Es un verdadero signo de los tiempos. La Iglesia entra en una dinámica de escucha recíproca en la que el magisterio, que sigue siendo lo que es con su vocación de guiar las consciencias, se da cuenta de que no puede hacerlo sin dar la palabra a los bautizados. Había también algunos laicos, algunas mujeres, y me sorprendió la libertad de palabra y la riqueza que surge de ella. No se repitieron discursos acordados, sino que indicamos los problemas reales que son los de la vida de la Iglesia en la sociedad contemporánea, con la idea de que tendremos una palabra creíble, y fiel a Cristo, solo si escuchamos.

Durante el debate surgió la sensación de que la Iglesia, para usar una metáfora, no debe cambiar de alfabeto, sino de lengua …

¡Efectivamente, no se cambia el alfabeto ! Pero la lengua puede cambiar decisivamente solo si nuestra mirada se transforma. No es solo una cuestión de oportunidad, es una cuestión de la voluntad de ser fieles al Evangelio, con todo lo que implica en relación con la llamada a la libertad, la llamada a la interpretación de situaciones.

¿Para qué se organizan estas reuniones entre los dos Sínodos sobre la familia ?

Todos aquí se sitúan en la fidelidad a Cristo. Cada uno de nosotros tiene la sensación de haber hecho un acto eclesiástico de obediencia al Evangelio. Me sorprende el hecho de que hayamos asumido el riesgo de la novedad. Si el Evangelio es Cristo, entonces nos vemos involucrados en una problemática de lo inédito, de la innovación, en la que para permanecer fieles a la tradición es necesario decir las cosas de una manera diferente. Se trata de la veradera fidelidad a la tradición y, obviamente, es más costoso que concebir la tradición como la repetición de la misma cosa.

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