El obispo de Alto Valle invitó a tener un corazón fértil como el de la Virgen

El obispo de Alto Valle invitó a tener un corazón fértil como el de la Virgen

Fiesta de la Virgen del Carmen en la catedral de Alto Valle, presidida por el obispo. Durante la celebración, fue admitido a las órdenes sagradas el seminarista Javier Juárez.

La comunidad del Alto Valle participó de la celebración por la solemnidad de la Virgen del Carmen, patrona de la catedral diocesana, que fue presidida por el obispo local, monseñor Alejandro Benna. Durante la celebración fue admitido a las sagradas órdenes el seminarista Javier Juárez. 

Ante un grupo numeroso de fieles, el prelado dijo en la homilía que “en una sociedad en la cual se aplaude y felicita al consumo, pasarla bien, darse todos los gustos, poner como modelo la vocación de ser padres, consagradas, sacerdotes, molesta, no se entiende y se lo desvalida”.

“Que hermoso que un joven de nuestras parroquias y nuestras comunidades esté discerniendo su vocación y la Iglesia misma va discerniendo, ‘hay signos de vocación muy buenos en Javier’ y les puedo asegurar que en todos nuestros seminaristas. Dios ama y sigue llamando, despierta el deseo de amar en serio, como esposos, como padres, pero también como consagrados y sacerdotes”, continuó.

Pero para eso, dijo, “hace falta que la comunidad, primero testimonie que vale la pena amar a Cristo" y que "no se note con lo que dicen, sino con sus vidas" ya que "lo dramático es no amar y Dios quiera que muchos jóvenes amen a Dios y al prójimo, que puedan dar la vida por ellos”.

El obispo invitó a mirar a María: “Miremos a la Virgen, que en su corazón cayó la Palabra y fue la mujer más fecunda de la historia, consagrada, pero también madre. Esa palabra de Dios dicho por el ángel se hizo fecunda en ella porque creyó y vivió, puso el cuerpo y amó toda su vida y también sufrió mucho, porque cuando uno ama goza y sufre. Lo que hace el sufrimiento, el sano y verdadero, es poner de manifiesto el amor”, subrayó.

Monseñor Benna destacó lo hermoso que es que “también Dios sea aquel que tiene esperanza de que nuestro corazón sea como el de la Virgen, un corazón de tierra para que pueda dar muchos frutos y qué gozo el fruto”

Finalmente, pidió “dejar que Dios siembre sus palabras en nuestros corazones, porque nuestra vida va a ser más fecunda, más plena y feliz”.+

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