"El 1 y 2 de noviembre son fechas memorables para los creyentes"

El próximo fin de semana se recordará el Día de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos, y la comunidad se prepara para honrar a sus familiares fallecidos. El obispo auxiliar de la Diócesis de Santiago del Estero, Mons. Ariel Torrado Mosconi sostuvo que “el 1 y 2 de noviembre son fechas memorables para los creyentes”. 

En estos días experimentamos el gozo de ser una familia que nos podemos ayudar los unos a los otros. Los santos que ya están en el cielo interceden por nosotros, y nosotros que aún vamos transitando por este mundo podemos interceder por nuestros difuntos. El 1 de noviembre es la fiesta de todos los santos. En ella recordamos que no estamos solos en el camino de la vida, sino que aquellos hermanos nuestros que se nos han adelantado en el camino, y ya están gozando de la vida eterna, son nuestros intercesores y compañeros de camino. Ellos además son un ejemplo que nos alientan a seguir los pasos de Jesús con las particularidades que tiene cada tiempo histórico y en las distintas circunstancias de la vida. Es una multitud de testigos que han podido vivir el evangelio en las condiciones más diversas de los tiempos, geografías y condiciones a lo largo de los siglos. Ellos nos muestran que la santidad es posible, que el mensaje de Jesús no es una utopía irrealizable’, sostuvo el prelado.

Asimismo explicó que “la diversidad de condiciones nos muestra que todos los estados y circunstancias de la vida nos pueden conducir a la santidad. Los hay hombres y mujeres, niños y ancianos, reyes y mendigos, monjes, sacerdotes, y laicos, matrimonios y célibes, doctores y personas que no sabían leer ni escribir”.

En que, sobre el 2 de noviembre explicó: ‘La conmemoración de los fieles difuntos es una jornada para recapacitar acerca de si estoy aprovechando la vida presente para alcanzar la eterna, y si no, debo hacer un cambio inmediato hacia el bien, hacia Dios, hacia los hermanos. Debo convertirme y comenzar hoy una nueva etapa en mi vida, debo hacer un ‘giro copernicano’: del egoísmo al amor. La vida pasa fugazmente, como dice la Sagrada Escritura, florece por la mañana y por la tarde se marchita y se seca. No lo dejemos para después. Mañana podría ser demasiado tarde’.

Y agregó: ‘La celebración de los fieles difuntos es un día de oración. Nuestros difuntos queridos están necesitados de ella para alcanzar la salvación plena. En este día la Iglesia concede la indulgencia plenaria, aplicable a un difunto, a todos aquellos que se acercan a un cementerio o a una iglesia para rezar por ellos. Siempre y cuando en los próximos siete días confesemos, comulguemos y recemos por las intenciones del Papa. Hoy podemos hacerles el don más grande, que es ayudarles a nuestros muertos a alcanzar la salvación esperada, para que su vida esté para siempre en el Corazón Misericordioso de Dios’.

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