El pasado Domingo 17 de Abril el Obispo de Chascomùs, Monseñor Carlos Humberto Malfa, bendijo durante la Misa matutina el primer Cinerario Parroquial de la diócesis, en la Parroquia e Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Merced, tras lo cual fueron depositadas las primeras cenizas de nuestros hermanos difuntos.
Durante su homilía recordó las palabras que el mismo dijera en la reglamentación para los cinerarios parroquiales: “….. la implementación de los cinerarios retoma la tradición de unir el cementerio con el templo ; dicha tradición de enterrar a los fieles difuntos en Campo Santo, junto o dentro del lugar de culto, se remonta a la época de las catacumbas romanas del siglo I” Y citando a San Agustìn dijo: “La Fe de los cristianos es la resurrección de Cristo”
En parte de la homilía dijo: “Nuestra vida no termina aquí, la muerte no tiene la última palabra, frente al arrancón que produce la muerte, hay una firme esperanza, por que Jesùs murió, resucitò y està vivo. Dios sacarà una vida nueva que será nuestra Resurrecciòn, esta es nuestra Fe, esto es lo que nosotros creemos y esperamos. Que bueno es agradecer a Dios el don precioso de la Fe que nos lleva a creer y esperar que estos hermanos nuestros que nosotros entregamos al sepulcro, que nosotros entregamos al cinerario, esperan allì el gozo de la Resurrecciòn.
“Decìa hermosamente el libro del Apocalipsis, y allì manifiesta la inmensa muchedumbre imposible de contar, son los hombres y mujeres que atraviesan los siglos de la historia y también los siglos de la historia de la Iglesia.
“Esa muchedumbre està formada por gente de todas las naciones; la Iglesia nacida de la Resurrecciòn de Jesùs se extendió por todas la naciones del mundo y abrazò todas las culturas, tradiciones, familias, lenguas. Es esa enorme muchedumbre que està junto a Dios; que bueno es que nosotros también podamos contemplar a esa muchedumbre que està gozando ya de Dios, en primer lugar de los que ya han partido; Dios quiera, nosotros podamos formar parte de esa muchedumbre con un corazón purificado.
“Hermosamente esa visión que San Juan tiene de esa muchedumbre que està junto al Cordero, que sería su Pastor, concluye con esta expresión, que a mi siempre me conmovió por la sencillez y la profundidad que tiene para con nuestra vida: “Dios mismo secarà las làgrimas de nuestros ojos”. No puede haber para nosotros mayor consuelo que Dios mismo pueda secar las làgrimas de nuestros ojos. Esta es nuestra esperanza, la certeza de nuestra Resurrecciòn, por que Jesùs murió y resucitò , por que Jesùs està vivo. Y esta esperanza firme e inquebrantable se renueva en nosotros en este dìa.
Luego el Obispo señaló que “la liturgia nos acerca a una imagen de Jesùs, al conocimiento de Jesùs, a travès de la imagen del Buen Pastor, quien no solo da vida a sus ovejas, sino que diò la vida por nosotros.
“Y Jesùs pone aquí dos condiciones, que diría son como las fundamentales, por las cuales nosotros podemos considerarnos cristianos; dice Jesùs que sus ovejas conocen su voz y lo siguen. Que seamos nosotros, de verdad, para tener alegría y paz en nuestro corazón, aquellos que siempre escuchamos la voz de Jesùs y lo seguimos”
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