El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, destacó la relación entre “la Palabra, el significado de la Iglesia y la importancia de la misión” y cita un texto de San Pablo en el que, además del valor de la Palabra de Dios, también habla de la importancia de la predicación.
“Ahora bien, el predicador necesita ser enviado, tanto el evangelio como la primitiva comunidad cristiana no conocen predicadores auto-enviado. Esto supone, para san Pablo, la existencia de una comunidad que vive su fe y envía predicadores. Aquí adquiere toda su fuerza y sentido la presencia de la Iglesia que ha recibido del Señor el mandato de enviar. Sin Iglesia no hay envío según el Evangelio”, subrayó.
El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, destacó que “la relación con Cristo es algo vital en la vida del cristiano”, al recordar que el mismo Jesús la plantea al afirmar: "Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque sin mí nada pueden hacer".
“Esta rica imagen de la vid muestra a la vida cristiana como una relación personal y dinámica con Jesucristo. No se trata de una adhesión social o cultural a una idea, sino de un encuentro único y permanente con su Persona. Es cierto, puede haber un contexto cultural que predisponga a este encuentro, pero no define la relación de la que nos habla el Evangelio”, subrayó.
El prelado estimó que “muchos hombres y mujeres se encuentran en ese espacio previo de preparación al encuentro con el Señor. ¿Pero, qué necesitan? Aquí aparece el valor de la Palabra, el significado de la Iglesia y la importancia de la Misión”.
"La vida cristiana como respuesta a un Dios que nos habla en su Hijo, recibe de Él un contenido llamado a iluminar, dar sentido y orientar a la vida y la conducta del hombre. Esto nos debe llevar a ocuparnos en conocer, incluso estudiar, la Palabra de Dios para que ella ilumine y de coherencia cristiana a nuestras vidas", precisó.
El arzobispo santafesino sostuvo que “comprender la importancia de la Palabra de Dios para la vida del hombre, es el mejor camino para descubrir el sentido misionero que debe tener la vida de un cristiano” y señaló que “San Pablo se preguntaba: ‘¿Cómo van a creer, sin haber oído hablar de él? ¿Y cómo oír habla de él, si nadie lo predica? ¿Y quiénes predicarán, si no se los envía?’”.
“Este texto, al tiempo que marca el valor de la Palabra de Dios, también nos habla de la importancia de la predicación. Ahora bien, el predicador necesita ser enviado, tanto el evangelio como la primitiva comunidad cristiana no conocen predicadores auto-enviado. Esto supone, para san Pablo, la existencia de una comunidad que vive su fe y envía predicadores. Aquí adquiere toda su fuerza y sentido la presencia de la Iglesia que ha recibido del Señor el mandato de enviar. Sin Iglesia no hay envío según el Evangelio”, concluyó.
Comentá la nota