No hay noticias en la historia moderna de un exorcismo colectivo practicado para liberar del demonio no el cuerpo de una persona individual poseída sino el de una nación entera. El rito se llevó a cabo el 20 de junio y participaron dos arzobispos, ocho exorcistas oficiales y un demonólogo. El lugar elegido para la lucha fue la catedral de San Luis Potosí, en el Estado del mismo nombre situado en el centro de México.El prelado participante de mayor jerarquía, el arzobispo emérito de Guadalajara Juan Sandoval Íñiguez, proporcionó algunos detalles.

En nombre de sus compañeros, el arzobispo Carlos Cabrero, los ocho exorcistas y el español José Antonio Fortea, el cardenal Sandoval Íñiguez explicó que el “magno exorcismo” estaba destinado a pedir a Dios que aleje del país “el mal y la violencia”. Para el cardenal de la segunda arquidiócesis más importante de México y firme opositor al aborto y los matrimonios gay, el mal habría entrado masivamente al país con la despenalización del aborto en Ciudad de México.El cardenal, que sucedió en la sede de Guadalajara a Jesús Posada Ocampo, asesinado en diciembre de 2011, comparó las víctimas de los cárteles de la droga con los niños “desmembrados en el vientre de sus madres”.

Aprovechó también la oportunidad para calificar como “inmensa aberración” la reciente decisión de la Suprema Corte de Justicia del país de declarar inconstitucional la legislación de los  Estados mexicanos que permiten únicamente las uniones entre un hombre y una mujer. Tampoco excluyó que en los próximos meses se realicen otros magno exorcismos en diferentes ciudades de México.