Liberaron al párroco iraní secuestrado en Siria

Liberaron al párroco iraní secuestrado en Siria

Fray Dhiya Azziz desapareció luego de tomar un taxi, cuando volvía de Turquía. Había ido a visitar a su familia, que huyó de Irak para escaparse del ISIS. Varios representantes cristianos fueron secuestrados desde el inicio del conflicto sirio.

Liberaron a fray Dhiya Azziz, el padre franciscano que fue secuestrado el pasado 23 de diciembre en Siria. Lo confirmó la Custodia de la Tierra Santa, misma que a finales de diciembre había anunciado su secuestro. Párroco de Yacoubieh, Siria, el religioso iraquí ya había sido secuestrado por un grupo yihadista, pero logró escapar en julio de 2015.

Cuando fue secuestrado se encontraba viajando en un taxi que partió de Latakia hacia Yacoubieh, seguramente pasando por Hama, para pasar en su parroquia las fiestas navideñas. Estaba volviendo de Turquía, a donde fue a visitar a su familia, que huyó después de que los milicianos de Daesh (el llamado Estado Islámico) hubieran entrado a Karakosh (Irak), su pueblo natal.

El padre Dhiya Azziz, de la orden de los frailes menores, nació en la ciudad de Mosul, de Irak (en la antigua Nínive) el 10 de enero de 1974. Después de los votos religiosos (en 2002) se mudó a Egipto, en donde permaneció varios años. En 2010 volvió a la Custodia de la Tierra Santa y fue enviado a Amán. Después fue transferido a Siria, a Latakia. Y decidió voluntariamente asistir a la comunidad de Yacoubieh, en la región del Orontes, bajo el control de las milicias de Jabhat al-Nusra.

«La situación en Siria es cada vez más grave, dramática, pero nosotros estamos muy contentos y satisfechos de que el padre Dhiya haya sido finalmente liberado», dijo el custodio de la Tierra Santa, el padre Pierbattista Pizzaballa, a los micrófonos de la Radio Vaticana.

A propósito del hecho de que esta liberación pudiera ser una esperanza para la libertad de otros rehenes religiosos secuestrados por fundamentalistas, Pizzaballa dijo: «Esperamos que sea así. Los canales de comunicación todavía están abiertos. Este es un dato importante».

La Radio Vaticana recordó que desde que comenzó el conflicto sirio, las milicias yihadistas y los grupos que combaten han secuestrado a diferentes personalidades de primer plano de las comunidades cristianas locales: los dos obispos ortodoxos Boulos Yazigi y Mar Gregorios Youhanna Ibrahim, el padre Paolo Dall’Oglio y el sacerdote Jacques Mourad, de la Iglesia siro-católica, que estuvo en manos del llamado Estado Islámico 5 meses antes de ser liberado.

La Asociación pro Terra Sancta, organización no gubernamental sin ánimo de lucro y que está al servicio de la Custodia de la Tierra Santa, explicó que la situación general «sigue tensa y el caso del padre Azziz mantiene elevada la tensión, tanto para los frailes como para todas las comunidades cristianas. Recientemente (en la óptica de reforzar la presencia franciscana en Siria), llegó a Aleppo también el padre Firas Lufti, de 43 años, licenciado en Teología Bíblica en la Universidad Gregoriana. Nos escribe ahora desde su nueva ciudad ‘que no se rinde y no se desespera a pesar del gran sufrimiento y de la enorme amenaza cotidiana de muerte’, a propósito de algunos de sus parroquianos: ‘Estos amigos míos escaparon de una muerte inminente la Pascua pasada. Su casa de reposo fue completamente destruida. Solo la Parroquia de San Francisco de Asís abrió el corazón y los brazos para acogerlos. Ahora soy su custodio. Nos encomendamos a la intercesión y a la protección de nuestra madre celeste en estos días de Navidad para que salve a sus hijos de los peligros que rodean (el día de Navidad nos bombardearon con ocho tanques de gas, pero gracias a Dios las celebraciones se llevaron a cabo)’».

Durante el periodo navideño, en la ciudad más afectada por el conflicto la situación «no ha sido simple», según escribieron los frailes que se han quedado en Aleppo (el padre Ibrahim, el padre Firas y el padre Bassam): «Nosotros todavía estamos viviendo momentos muy difíciles aquí en Aleppo. Continúan los bombardeos y, como resultado, aumenta el número de los muertos de los heridos y de las casas destruidas. No hay huella de la electricidad hasta ahora, y ya la esperamos desde hace 45 días. Por enésima vez no sale agua de las llaves desde hace tres días, y no podemos decir cuándo volverá».

Pero justamente en estos días tan difíciles, sobre todo durante el periodo navideño, la esperanza se hace más viva, «justamente en estas circunstancias dramáticas, complicadas y dolorosas experimentamos más la presencia del Padre ‘rico de misericordia’, que se manifiesta fielmente en el rostro humano de Su Hijo Jesús. Es así que Él se hizo carne por nosotros, llevando sobre sí, dócilmente, nuestros sufrimientos y nuestro pecado. En tales momentos de gran confusión para la nación siria y para cada uno de nosotros, que formamos parte del pueblo sirio que hoy vive en atroz sufrimiento, aquí y ahora se nos permite experimentar que la paz es un don ofrecido desde el Cielo, instante a instante, día a día».

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