Las Hermanas de Jesús Salvador anunciaron que las cuatro religiosas de su congregación que habían sido secuestradas el domingo 21 de agosto en el estado nigeriano de Imo fueron liberadas sanas y salvas este martes.

“Con corazones llenos de alegría, las Hermanas de Jesús Salvador desean anunciar la liberación incondicional y segura de cuatro de nuestras hermanas que fueron secuestradas alrededor del eje Okigwe-UmuIoIo el 21 de agosto de 2022”, indica un comunicado, firmado por la hermana Zita Ihedoro, secretaria general de la comunidad religiosa.

“Hoy es un día memorable para nosotras, por eso, deseamos compartir esta alegría con todos los hombres y mujeres de buena voluntad que de una u otra forma han contribuido a la pronta y segura liberación de nuestras queridas hermanas”, continúa el mensaje.

Finalmente, la hermana Ihedoro agradeció “las oraciones y el apoyo moral durante este momento difícil”.

“Que Jesús, el Salvador a quien hemos venido a servir, los bendiga, proteja y provea, especialmente en tiempos de dificultad”.

Las religiosas Johannes Nwodo, Christabel Echemazu, Liberata Mbamalu y Benita Agu fueron capturadas por hombres armados cuando se trasladaban a una misa a través del eje Okigwe-Umulolo, en la autopista Okigwe-Enugu, en el estado de Imo.

Los secuestros de cristianos en Nigeria se multiplicaron en los últimos años, una situación que llevó a los líderes de la Iglesia católica a expresar su grave preocupación por la seguridad de sus miembros, y a pedir al gobierno que dé prioridad a la seguridad de sus ciudadanos.

Hace unos días, el sacerdote Chinedu Nwadike fue secuestrado junto a un seminarista en la misma carretera. Ambos fueron liberados a los dos días, después de pagar un rescate. Peor suerte ha corrido un agente de la Policía de Umunneochi, en el estado de Abia, cuyo paradero se desconoce después de ser asaltado por hombres armados, según ha recopilado el diario nigeriano 'Premiu Times'.

Los secuestros de cristianos en Nigeria se han multiplicado en los últimos años, una situación que ha llevado a los líderes de la Iglesia a expresar su grave preocupación por la seguridad de sus miembros y a pedir al gobierno que dé prioridad a la seguridad de sus ciudadanos.