La celebración incluyó el encendido de la 7a. vela con la presencia institucional del primer teniente de Alcalde del Ayuntamiento, Mario Arias, así como representantes de otras confesiones y asociaciones civiles.
Tras un año marcado por el acoso sufrido por la Comunidad Judía Bet Emuná de Oviedo y por su presidenta, Aída Oceransky, a manos de grupos propalestinos e izquierdas que buscaban desacreditarlas, la festividad de Janucá volvió a celebrarse de forma pública en la emblemática calle del Fontán. El encendido de las luces se convirtió, una vez más, en un gesto visible de identidad y continuidad, en un contexto que la propia comunidad define como especialmente complejo.
Oceransky contó a Enfoque Judío que la celebración incluyó el encendido de la séptima vela de Janucá con la presencia institucional del primer teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Oviedo, Mario Arias, así como representantes de otras confesiones y asociaciones civiles.
Un lema de reivindicación
"Hicimos el encendido de la 7ª vela con la presencia del primer teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Oviedo, el presidente del Consejo de Comunidades Evangélicas de Asturias y con José Antonio Álvarez Riesgo, presidente de la Asociación Asturiana de Amigos de Israel", señaló la presidenta de la comunidad.
Durante su intervención pública, Oceransky abordó de manera directa el contexto actual. "Yo hablé del antisemitismo y de lo sucedido en Sídney y comparé nuestra luz con la oscuridad del terrorismo", afirmó. El acto contó con una presencia visible de la Policía Nacional, que acompañó el desarrollo de la celebración en la plaza.
Y bajo el reivindicador lema de "El antisemitismo es un delito de odio, no es una opinión", la celebración comenzó con la havdalá, y el posterior encendido de las numerosas januquiot preparadas para la ocasión, tanto una de gran tamaño como otras individuales, en un ambiente de recogimiento y participación comunitaria.
Tras el momento central, los asistentes compartieron rosquillas, galletas, avellanas, sidra espumosa y mosto para los más pequeños. La celebración concluyó con música y baile, y algunos de los presentes se volcaron en una ronda de rikudei am.
Una tradición que se mantiene en "un momento difícil"
La celebración pública en El Fontán es un acto que alcanza ya su decimoctava edición consecutiva y cuya luz se convirtió este 2025 en un símbolo de resistencia y continuidad en medio de la ola de antisemitismo que se vive en numerosos países de Occidente.
Oceransky subrayó en ese sentido que se trata de "unos momentos difíciles en los que solo pedimos salud y paz tras los acontecimientos de Sídney cuando celebraban esta misma fiesta". Sus palabras fueron recibidas con atención por los asistentes congregados en la plaza.
En el transcurso del acto, los portavoces de la comunidad expresaron su agradecimiento a la sociedad asturiana por el acompañamiento y el respeto mostrados a lo largo de los años.
Tras iluminarse la januquiá, la plaza del Fontán se llenó de cantos tradicionales en hebreo, poniendo el cierre a una celebración que volvió a ocupar el espacio público como expresión religiosa, cultural y comunitaria, reafirmando la presencia judía en Asturias en un contexto definido por la propia comunidad como adverso ▪
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