Islam: La declaración histórica de Marrakech

Islam: La declaración histórica de Marrakech

Medidas concretas para proteger los derechos de todas las “minorías religiosas dentro del mundo islámico”

Por GREG KANDRA 

Es una iniciativa histórica. Después de una conferencia internacional celebrada del 25 al 27 del pasado enero en Marrakech (Marruecos), más de 300 personalidades destacadas, entre musulmanes, académicos, intelectuales y líderes políticos de más de 120 países, firmaron el miércoles 27 de enero una declaración de la mayor importancia, por la que adoptan medidas concretas para proteger los derechos de todas las “minorías religiosas dentro del mundo islámico”.

También estuvieron presentes en la conferencia los representantes de los gobiernos y de varias religiones, entre los que se incluían miembros de comunidades víctimas de la persecución, siguiendo el ejemplo de los católicos caldeos de Irak.

La declaración, titulada Los derechos de las minorías religiosas  en tierra de mayoría musulmana: El marco legal y el llamamiento a la acción o, simplemente, la Declaración de Marrakech, representa una síntesis de las investigaciones y las discusiones tratadas en la conferencia, organizada por el Foro para la promoción de la paz en las sociedades musulmanas, una fundación con sede en los Emiratos Árabes Unidos.

El texto se apoya en el modelo de la Carta de Medina –un tipo de contrato que se firmó hace 1400 años entre los diferentes pueblos y grupos religiosos que habitaban en la región de Medina–  como referencia para garantizar los derechos fundamentales.

La Carta de Medina, que se atribuye al propio profeta Mahoma, se considera la primera constitución escrita de la historia.

Los grandes principios de la Declaración

El documento destaca que “las condiciones [de las minorías religiosas] se han deteriorado de forma peligrosa por el uso de la violencia y la lucha armada como medio de solucionar conflictos y de imponer un punto de vista”.

Los “grupos criminales” se han apropiado del derecho de promover ideas atribuidas al islam, pero que “de forma alarmante contradicen sus principios y objetivos fundamentales”.

En la declaración se exige que la “cooperación vaya más allá de la tolerancia mutua y el respeto hasta proporcionar una protección completa de los derechos y libertades de todos los grupos religiosos”, continúan los conferenciantes.

Además, hacen un llamamiento a los intelectuales y eruditos musulmanes “para que desarrollen una jurisprudencia del concepto de ‘ciudadanía’ que sea inclusiva de todos los grupos”.

Exhortan también a que “las instituciones educativas y las autoridades” musulmanas efectúen una revisión de los programas educativos con el fin de identificar y suprimir cualquier material que incite a “la agresión y al extremismo”, que lleve “a la guerra o al caos” y que entrañe la “destrucción de nuestras sociedades compartidas”.

“Los políticos y (…) quienes toman decisiones para que se tomen los pasos políticos” son llamados, según recoge el texto, a garantizar el establecimiento de relaciones entre los ciudadanos y el “fortalecimiento de las relaciones y el entendimiento de los varios grupos religiosos dentro del mundo musulmán”.

El documento advierte contra la “amnesia selectiva que bloquea la memoria de siglos de convivencia en la misma tierra”.

El cardenal Theodore E. McCarrick, arzobispo emérito de Washington y miembro de la delegación enviada a la conferencia, ha comentado: “Tuve el privilegio de escuchar la declaración de nuestra reunión final. Es verdaderamente un gran documento, uno que influirá en estos tiempos que vivimos y en nuestra historia”.

“Es un documento que nuestro mundo ha estado esperando y es un tributo a los eruditos musulmanes que lo prepararon -ha añadido-. Como uno del Pueblos del Libro, les doy las gracias por este documento y doy gracias a Dios, quien ha provisto a sus seguidores con la valentía de preparar este documento”.

Comentá la nota