En Iraq, la Iglesia reconstruye la vida de los cristianos azotados por la guerra civil

En Iraq, la Iglesia reconstruye la vida de los cristianos azotados por la guerra civil

La ciudad de Karemlesh, mayoritariamente católica antes de la guerra civil, quedó diezmada por los terroristas del ISIS. Hoy, sin embargo, renace.

 

No son solo edificios. Es nuestra identidad, nuestra cultura y nuestra memoria”. El padre Thabet Habib es el párroco de Karemlesh, una población de 3.000 habitantes que en la guerra civil de Iraq en 2014 fue arrasada por los terroristas del ISIS. Hoy solo viven allí unas 1.000 personas y a duras penas salen adelante.

 

“Fuimos asesinados y perseguidos por el ISIS”

Karemlesh está al sureste de la ciudad de Mosul, en la meseta de Nínive. En la guerra civil, sufrió muerte y destrucción porque el grupo terrorista quiso aniquilar a la población católica. “Fuimos asesinados y perseguidos”, explica este sacerdote.

Hoy camina por antiguas calles donde a derecha e izquierda no hay más que edificios derruidos. Hormigón y asfalto triturados por las armas.

 

La Cuna de la Civilización será cuna de paz

Pero los católicos supervivientes decidieron regresar y rehacer sus vidas en el lugar que les vio nacer, conocida como la “Cuna de la Civilización”: Iraq, la que antaño era una tierra fértil entre los ríos Tigris y Eúfrates donde vivió el primer pueblo conocido, los sumerios, y donde se asentaron culturas posteriores como la de  los asirios.

Los católicos proceden en su mayoría de familias que se convirtieron a la fe en los siglos XVIII y XIX. Ahora, acabada la pesadilla, se unen y rezan juntos para cultivar de nuevo la esperanza: unos están mutilados, otros perdieron a familiares y amigos.

“No pudieron destruir nuestra fe”

Sin embargo, “gracias a Dios, lo que los terroristas no pudieron destruir fue nuestra fe“. El padre Habib se encarga de alimentar estas almas con la oración y los sacramentos. Además, han puesto de nuevo en marcha el Centro Católico de San José.

Dios en las cosas sencillas

“Lo que más me gusta es la sonrisa de mi gente”, dice este párroco, “y que encontramos a Dios en las cosas más sencillas de la vida cotidiana“.

Además de nuestra oración por ellos, podemos ayudar a los cristianos perseguidos y que sufren el mundo entero a través de un donativo, un Regalo de Fe. También a los que viven en Iraq, gracias a la ayuda que les llega a través de Ayuda a la Iglesia Necesitada, también conocida como Ayuda a la Iglesia que Sufre (internacionalmente ACN).

Esta Navidad, todos podemos contribuir a un nuevo renacer de los católicos en los lugares más necesitados. Puedes hacer tu Regalo de Fe en tu nombre o en el de otra persona. Con ese sencillo gesto, promovemos la reconstrucción no solo de lugares arrasados sino de las gentes azotadas por la guerra y la persecución.

 

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