Las ruinas de la misión de San José de Lules fueron puestas en valor, para perfilar un nuevo paseo histórico a 18 kilómetros de San Miguel de Tucumán.
Parecían estar encaminadas decididamente hacia el mismo destino que le cupo al ingenio azucarero Mercedes, el gigante de San Isidro de Lules -18 kilómetros al sur de San Miguel deTucumán- condenado a quedar reducido a un ruinoso paisaje de máquinas destruidas junto a chimeneas y galpones de ladrillos inutilizados por el abandono. Un oportuno golpe de timón acaba de salvar de la debacle definitiva los últimos vestigios de la presencia jesuítica en la región entre los siglos XVII y XVIII. Las Ruinas de la misión San José de Lules fueron puestas en valor y el público puede poner pie en los restos de la capilla y el convento fundados en 1670.
Por fin, las referencias sobre el rico pasado que acredita este Monumento Histórico Nacional -emplazado a 2 kilómetros del centro del pueblo- se pueden conocer en el escenario real, durante una visita con punto de partida en el museo, adaptado en la antigua sacristía. Es allí donde sale a la luz el primer dato histórico relevante: Manuel Belgrano y José de San Martín acamparon aquí en tiempos de las guerras por la Independencia.
De a poco, durante la caminata guiada el relato de la guía logra recrear la época de la misión en plena actividad, un tiempo de esplendor extendido a lo largo de casi un siglo, cuando los originarios pobladores lules eran evangelizados con métodos pacíficos por los sacerdotes de la Compañía de Jesús. El mensaje de la religión católica era dictado en medio de intensas jornadas laborales en los talleres de carpintería y herrería, fábricas de carretas, jabón y sombreros, una incipiente curtiembre donde se producían sandalias y un molino. La prosperidad económica no tardaría en llegar. Sin embargo, la saludable atmósfera que se respiraba aquí sucumbió abruptamente por la expulsión de los jesuitas, ordenada en 1767 por el rey Carlos III. La misión de Lules fue entregada a manos de la orden dominicana tres años después. La imagen más notoria que sobresale en las Ruinas de Lules es la cúpula de la iglesia, levantada por los curas dominicos a principios del siglo XIX y hoy sostenida providencialmente por barras de acero. La misa que se celebra cada 19 de marzo viste de fiesta la antigua iglesia para homenajear el aporte de los dominicos. Es el Día de San José, que los luleños esperan con la misma devoción con que aprestan sus mejores galas en las vísperas del 17 de diciembre, la fecha que conmemora la llegada de los jesuitas a la tierra de sus ancestros.
El recorrido transcurre en medio de una bucólica atmósfera sugerida por palmeras, árboles frutales y el pastizal, el irrefrenable manto verde que trepa las paredes incompletas de los dormitorios, el almacén, los talleres y el colegio. Pese a la maraña vegetal que encontraron más de tres siglos atrás, los jesuitas y los pobladores nativos abrieron paso a puro machetazo para cultivar caña de azúcar por primera vez en territorio tucumano, para su propio consumo. La conquista española avanzaba en el continente a sangre y fuego, pero en este rincón de la Gobernación de Tucumán (hasta 1776, uno de los eslabones del Virreinato del Perú) adoptaba un cariz bastante más civilizado.
Las inclemencias climáticas erosionaron la solidez de la edificación, asentada completamente sobre barro. Con el tiempo, el deterioro que siguió al abandono transformó los restos de la misión en una descolorida mole de piedra, un sitio histórico lúgubre poco recomendable para el interés de los turistas. Durante décadas, el avance de la vegetación borró las huellas de la Escuela de Primeras Letras de la misión jesuítica, donde decenas de nativos aprendieron a leer y escribir. Fue tal el prestigio alcanzado por este espacio educativo que siguió funcionando pese a la precipitada salida de sus creadores. También habían migrado de la región los últimos habitantes lules. Sin embargo, la escuela ya era una institución de renombre en Lules y alrededores. El número de alumnos que concurrían a las aulas fue aumentando, hasta el cierre del colegio en 1935. Otros nombres de fuste de la historia nacional se incorporan a los datos de primera mano que brinda la guía mientras desanda un angosto sendero: bajo los cimientos del templo están enterrados los restos del general Celedonio Gutiérrez -ex gobernador de Tucumán- y del coronel Crisóstomo Álvarez, y Fray Justo Santa María de Oro descansó a la sombra de los árboles del parque que rodea la misión.
Las marcas de la historia local vuelven a exhibirse a flor de piel en un aljibe, las columnas ajadas y los arcos de la galería del convento. Son huellas indelebles de la gesta jesuítica, que también legó una cruz de hierro forjado, un tabernáculo y un trapiche. Bien atrás de la misión convertida en ruinas, la impactante silueta de los cerros tucumanos añade un encanto especial al cuadro desvencijado, ahora tenuemente iluminado por el sol del invierno.
Imperdible Un desafío en el bosque de yungas A 4 kilómetros del balneario del pueblo por la ruta 321, la Quebrada de Lules sugiere una aventura por una angosta senda natural hasta Potrero de las Tablas. A lo largo de los primeros 4 kilómetros, el camino va en ascenso y la altura sobre el nivel del mar fluctúa entre 800 y 1.200 metros. El trekking de mediana dificultad transcurre en medio de la espesura de las yungas y atraviesa los restos de una antigua usina de Agua y Energía semiocultos por la vegetación. Hay que bajar por una escalera para recorrer un túnel de cemento -húmedo y oscuro- de esa estructura abandonada que perfora la montaña. Una vez que se alcanza una mínima salida de un metro cuadrado y vuelve a aparecer la luz, asoman las ruinas de un dique. De ahí en adelante quedan otros 4,5 km de desafío entre yungas. El río Lules corre junto al sendero y brinda sitios adecuados para hacer picnic y pescar.
Miniguía
Cómo llegar. De Bs. As. a Lules son 1.210 km por ruta 9 (Panamericana ramal Escobar) hasta San Miguel de Tucumán y ruta 301; 8 peajes, $ 208.
Aerolíneas tiene de 2 a 5 vuelos diarios sin escala hasta Las Termas de Río Hondo (2 hs.); el aeropuerto de Tucumán está cerrado por reformas hasta el 1/9/17; ida y vuelta con impuestos, desde $ 4.065.
Bus semicama Brown, Pool del Norte, Flechabus, La Veloz del Norte, Chevallier o Urquiza de Retiro a la capital tucumana (16 a 19 hs.), $ 1.633 ida; cama, $ 1.778; ejecutivo, $ 1.862; suite, $ 2.155.
Tren desde Retiro (27 hs. 30’; sale los lunes a las 9.30 y jueves a las 19), $ 370 Primera, $ 445 Pullman y $ 1.295 camarote para dos.
Micro Exprebus, SED o El Provincial desde San Miguel de Tucumán hasta Lules (45’), $ 19 ida.
Dónde alojarse. En San Miguel de Tucumán, hotel República: habitación doble con desayuno, TV cable, wi-fi y cochera, $ 1.200; triple, $ 1.700; suite para 4 personas, $ 2.000 (www.hotelrepublica.net).
En Lules, hotel Lules: $ 300 por persona con desayuno, TV cable, wi-fi y estacionamiento (0381- 481-2316 / 0381- 154770832).
Dónde informarse. En Buenos Aires, Casa de la Provincia de Tucumán: Suipacha 140, tel. 4322-0564.
En Tucumán, (0381) 430-3644/422-2199/481-1213 / (0381) 155648432.
www.tucumanturismo.gob.ar
www.ruinasdelules.blogspot.com
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