Compartimos el discurso completo pronunciado en esa oportunidad, el 15 de noviembre de 2016:

Buenas noches a todos.

Muchísimas gracias, ante todo, a AMIA por esta invitación y muchísimas gracias por concederme además el honor de poder hablar y compartir unas palabras hoy con ustedes.

Y con semejante invitación y la placa, la verdad es que lo que quiero hacer es abrir un poco mi corazón.

Este es un año, y fue un año, de grandes desafíos, de grandes  cambios, un año de muchas transformaciones.  Y un año en el que AMIA siempre nos acompañó. 

Un año además en el que elegimos que era importante decir la verdad. Y la verdad en temas sociales nos llevó a enfrentar y a decir que en el país tenemos un 32% de pobreza. Es una verdad que duele, que nos desafía y que nos interpela.  Pero también decir la verdad, conocer la verdad, nos permite transformarla.

Cuando nosotros visibilizamos, nosotros damos oportunidades. Y de eso se trata. Por eso es importante estar hoy acá, y por eso es importante la labor que hace AMIA todos los días, porque AMIA da oportunidades.

Y a eso estamos interpelados y a eso estamos llamados, a trabajar juntos en este compromiso de transformar esa realidad porque también es posible transformar esa realidad.

También hay una Argentina distinta para muchísimas personas que hoy están sufriendo.  Y esa posibilidad la construimos entre todos. La construimos Estado, sociedad civil, empresas. La construye cada uno de ustedes. 

Con el compromiso de estar hoy acá ya están diciendo sí estoy comprometido a transformar esta realidad.

Un país no crece si no crecemos todos. No hay crecimiento económico sin crecimiento social. No hay un país que crece para algunos.  El país crece si crecemos todos. 

El crecimiento de todos lo podemos lograr si trabajamos juntos.

Trabajar juntos es también mirar al otro, entender qué le pasa y poder trabajar en esa necesidad.

Transformar este país es una tarea difícil pero es una tarea que estamos convencidos de que podemos hacer. Y donde además, sintiéndome acompañada por cada uno de ustedes, sintiéndonos acompañados por instituciones como AMIA, se vuelve mucho más fácil, y se vuelve mucho más posible, y mucho más posible aún en el corto plazo.

Porque ese es el desafío que hoy tenemos y ese es el desafío que hemos asumido. 

Y es un desafío que yo agradezco hacer de la mano de cada uno de ustedes.

Hace poquito tiempo en una de mis recorridas, conocí a Adrián. Adrián es un chico que es adicto desde hace más de 8 años. Tiene un hijo y está en tratamiento. En un tratamiento, donde va todos los días, de 10 de la mañana a 8 de la noche, a un centro de día y los sábados está en su casa. Y era sábado a la noche, y Adrián sentía una necesidad de consumir. Y tiene un chat con todos los integrantes del hogar. Entonces empezaron a escribirse para tratar de ayudar y acompañar a Adrián. Y en un momento el chat se silenció, y me contó uno de los operadores del hogar, cómo al rato Adrián contó que su hijo de 8 años esa noche se quedó al ladito de él, lo acompañó hasta cuando iba a buscar un vaso de agua  la cocina, miraron una película, y durmieron juntos. 

Ese chico de 8 años fue para Adrián la posibilidad concreta de no volver a recaer en el consumo ese sábado a la noche.

Ustedes son la posibilidad concreta de cada uno de los argentinos que merecen una Argentina distinta. 

Así que gracias, gracias por estar acá. Gracias AMIA por su labor. Gracias por todo lo que hacen, sobre todo, gracias por elegir dejar huella.